viernes, 12 de noviembre de 2004

El uso de la Diplomacia

Vaya por delante que, como a gran parte de los españoles, el reelegido Presidente de los USA no me cae bien. No me gustan sus formas ni la mayoría de sus fines, y comparto la idea generalizada de quien lo ve como un vaquero, aunque evidentemente sus actos son mucho menos improvisados de lo que nos quieren hacer creer.

Lo que el Gobierno nos está intentando “vender” con el tema de las llamadas y las recepciones es, por un lado, que nos tenemos que sentir insultados todos los españoles porque no tratan con el debido respeto a nuestro Presidente, pero por otro que no es la cosa para tanto y que saldremos de esta. Yo no lo veo así. Pienso que a ZP y su equipo les han dado una lección de diplomacia de libro, y paso a explicar por qué lo digo.

Cuando Zapatero hizo campaña a favor de Kerry, hizo un posicionamiento político de difícil defensa en una campaña extranjera, pero el acto fue esencialmente comprensible. En cambio, el desprecio a la bandera de los Estados Unidos el pasado año, y la no invitación de las tropas al desfile de las Fuerzas Armadas de éste, suponen una ofensa muy grave a todos los americanos, y más si tenemos en cuenta lo sensibles que son con esas cosas.

La contestación diplomática ha sido contundente y certera como el bisturí de un cirujano: no llama a Zapatero, recibe a Aznar en un ámbito estrictamente personal, e invita a SS.MM. Los Reyes de España a comer. El mensaje es claro: le ha dado una bofetada política al PSOE y al Gobierno de Zapatero, pero no quiere insultar a España como país, y por eso invita a los Reyes.

Le ha enseñado cómo se puede ofender a un enemigo, políticamente hablando, sin que ese agravio se pueda considerar extensivo a la nación. Los españoles no podemos sentirnos despreciados, ya que al Rey, nuestro mayor representante según la Constitución, se le trata con respeto y deferencia. Es al Presidente del Gobierno, un representante de un Gobierno, no del Estado, a quien se desprecia, y únicamente como contestación ajustada y proporcional a la ofensa previa que él mismo llevó a cabo.

Sí ha contactado con Francia y Alemania, las dos bestias negras de Bush en la batalla de la opinión pública en la guerra de Irak, pero porque esos dos países supieron oponerse a Bush, no a los Estados Unidos en pleno. Hay que ser un poco consciente de cómo se hacen las cosas y esta vez, sin que sirva de precedente, nos lo han demostrado los americanos.

Artículo del 12 de noviembre de 2004 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso