lunes, 10 de enero de 2011

A tiros en Arizona

En los telediarios de ayer veíamos lo del atentado en Arizona a una congresista demócrata, que está en el hospital tras recibir un tiro en la cabeza de un chaval de 22 años que se lió a escopetazos en un mitin. El animal éste se cargó a 6 personas, incluyendo a una cría de pocos años y aun juez federal. Resulta que el asesino coleccionaba armas, y tenía unas cuantas en casa, a pesar de haber sido rechazado en el ejército y de tener antecedentes de conductas poco adecuadas (vamos, que estaba como una cabra, como se ha hecho patente).

Ahora se abrirá el típico debate de las armas en Estados Unidos. Desde Europa ponemos el grito en el cielo y decimos que cómo es posible que una persona en esas condiciones tenga una colección de armas, que hay que ver estos americanos que están como cabras, que les falta un hervor… vamos, lo de costumbre.

Vaya por delante que no soy miembro de la Asociación Nacional del Rifle, pero tal y como me explicó en su momento su presidente, sí reconozco que hay un par de cosas que tenemos que tener en cuenta antes de abrir la boca sobre este tema: la primera es que Estados Unidos no es Europa. Es una obviedad, pero las consecuencias de estar allí y no aquí son muchas: por ejemplo, allí el valor de la vida es menor que en nuestra tierra. Si un atracador aquí te amenaza con una navaja para que le des la cartera, allí te pega un tiro o una cuchillada y se la quita al cadáver. Es otro mundo, y lo que se defiende no es que un psicópata de 22 años tenga una colección de armas, sino que un ciudadano normal pueda tener una pistola en su casa para defenderse de amenazas bastante creíbles.

Antes de rasgarnos las vestiduras deberíamos mirar cómo está el tema en nuestro país. Aquí no es tan difícil hacerse con un arma, aunque evidentemente es más complicado que en Estados Unidos. Tampoco vigilamos demasiado de cerca la evolución de la persona que tiene una licencia de armas, y no hay más que ver los casos de personas que se cargan a sus vecinos porque son unos auténticos psicópatas y guardan escopetas de caza en casa.

El problema no son las armas, sino cómo se utilizan. Un loco mata con un cuchillo de carnicero, con un coche, con una bomba casera o con una pistola. La cuestión no es el qué, sino el porqué. Es la sociedad la que está creando estos monstruos por una evidente falta de civilización, y creo que es simplista decir que son “estos americanos, que están como cabras”. A ver lo que tardamos aquí en empezar con estas cosas.

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