jueves, 23 de junio de 2011

El BNG hace pandilla con Orozco, un cacique lleno de cinismo y desfachatez

Antes de que a alguien se le ocurra llevarme al juzgado por el titulo del artículo de hoy de este blog, hay que aclarar que el adjetivo de “cacique” y lo del “cinismo y desfachatez” de Orozco no los digo yo, los dijo el portavoz del BNG en sesión plenaria del Ayuntamiento de Lugo. Ahí están las actas para el que lo quiera comprobar. No cuesta mucho trabajo encontrar lindezas como estas dirigidas a Orozco desde las filas nacionalistas, aunque ahora sin rubor alguno se den besos con lengua en público. “Hoxe quitou a máscara e móstrase vostede como o que é, un Alcalde autoritario. Iso é o que é vostede, un Alcalde que despreza os acordos plenarios”. Eso sí, si hay que pactar, pactamos y de pronto es usted un maravilloso demócrata de toda la vida.

Izquierda Unida en Extremadura ha dado una lección de democracia como pocas. No tanto por permitir que una mayoría cuasi-absoluta gobierne, que eso ya sabemos que es algo que no acaba de convencer a los partidos de izquierda (principalmente porque son muchos y si quieren viajar en coche oficial tienen que apiñarse contra el PP), sino por aceptar el veredicto de las urnas de que los extremeños ya estaban más que hartos de que gobernara el PSOE. La renovación pedida en Extremadura, idéntica a la solicitada en Lugo, allí tuvo eco en un partido que ha demostrado en esa Comunidad que puede poner los intereses de los votantes por encima de los propios de su formación. No ha sido el caso del BNG lucense.

Trata muralla La cuestión es ¿y ahora qué? Ya sabemos que se han repartido la tarta de cargos, de la que los nacionalistas se han llevado un pedazo mucho más grande que el otorgado por los ciudadanos, cosas de la trastienda.

No me refiero a eso, sino a qué es lo que va a pasar con todos los encontronazos que han tenido BNG y PSOE en estos últimos ocho años. ¿Se van a elegir democráticamente los alcaldes pedáneos? ¿Se va a reformar el PEPRI para no hacer la puñeta a los comerciantes el casco histórico, que bastante mal lo están pasando? ¿Por fin arreglarán la calle Rof Codina? ¿Se hará un plan de compostaje? ¿Habrá una planificación de las áreas recreativas en Lugo? ¿Qué pasará con las ITE? ¿El Ayuntamiento dejará de luchar en contra de los intereses de Lugo (jueza dixit) para mantener las Torres de Orozco en el Parque de Rosalía? ¿Se salvará el parque Marcos Cela del acceso al nuevo puente? Todos estos asuntos son de mayor o menor relevancia pero coinciden en una cosa: son temas en que PSOE y BNG se enfrentaron en diversas ocasiones. ¿Quién va a llevar la suya por encima? ¿Será un gobierno social-nacionalista o nacional-socialista?

Algunos idiotas pensamos que en Democracia lo suyo es que nos leamos el programa electoral y votemos de acuerdo al que más nos guste. Eso no va a pasar en Lugo, donde se va a gobernar con un tercer programa, el refundido, que no sabemos muy bien qué dice salvo un tema: que Jaime Castiñeira no gobierne. No aprendió nada Orozco de la elegancia con que el PP encabezado por Joaquín García Díez le permitió gobernar sin discusión por el mero hecho de ganar las elecciones. Eso diferencia a los políticos de los líderes. La seguridad jurídica es un lujo que PSOE y BNG no permiten tener a los lucenses.

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