jueves, 8 de septiembre de 2011

Desconfíen incluso de este blog

¿De verdad sabemos lo que creemos que sabemos? Hay una especie de culturilla popular, lo que los británicos llaman “common knowledge”, que da por sentadas muchas cosas que en realidad son falsedades. No estoy hablando de teorías raras como que la CIA mató a Kennedy, ni de cosas no contrastables, sino de hechos y frases de las que damos por sentada su absoluta validez y que en realidad no son más que leyendas urbanas. Vamos con algún ejemplo:

  • Thomas Alva Edison no inventó la bombilla. En realidad fue un tal Joseph Wilson Swan, conocido en su casa, quien hizo tal hazaña. Edison se limitó a mejorar un poco el tema y a lograr una patente en Estados Unidos, 16 años posterior a la de Swan en Inglaterra. También un tal Heinrich Goebel tuvo un pleito con Edison en que afirmaba haber inventado la bombilla 30 años antes, pero el caso de Swan no es discutible porque lo patentó.
  • Luis XIV no dijo “El Estado soy yo”, a menos que fuera un fenómeno de la naturaleza, porque en la fecha en que se supone que dijo tal cosa tenía un mes de vida.
  • María Antonieta, esposa de Luis XVI, nunca dijo “Si no tienen pan que coman pasteles”. Esa maliciosa frase es varias décadas anterior a ella y le fue atribuida por sus enemigos para hacerla aún más odiosa al pueblo. Rousseau es quien lo popularizó.
  • En ninguna novela de Sherlock Holmes aparece lo de “Elemental, querido Watson”, ni llevaba su presuntamente característica pipa ondulada, ni se vestía como si fuera a cazar patos. Todos esos tics y frases fueron agregados al personaje por actores que lo popularizaron en cine y teatro.
  • Harpo Marx no era mudo, sólo lo era su personaje.
  • “Ojos negros”, una canción que consideramos casi más rusa que el Kremlin, fue escrita por Florian Hofmann, un alemán.
  • El punto más alejado del centro de la Tierra no es la cumbre del Everst, sino la del Chimborazo de los Andes, por el achatamiento del globo terrestre.
  • Galileo no dijo “Y sin embargo se mueve”, ni inventó el telescopio, ni fue torturado por la Inquisición, y nunca se entretuvo tirando tonterías desde la Torre de Pisa.
  • Walt Disney no está criogenizado. Su cuerpo fue incinerado en 1.966 y sus cenizas están en un cementerio de Los Ángeles.
  • La Gran Muralla China no se ve desde el espacio.
  • Nostradamus no escribió una lista de papas en la que supuestamente predice el fin del mundo, fue San Malaquías.
  • Einstein no era un zoquete en el colegio. Generalmente era el primero de su clase en matemáticas y latín, aunque sí era retraído.
  • En la tumba de Groucho Marx no pone lo de “perdone que no me levante”. Simplemente pone su nombre, año de nacimiento y muerte y la estrella de David. De hecho ni siquiera es una tumba, sino un nicho.

Groucho

Todos estos ejemplos no son más que una demostración de que muchas de las cosas que damos por sentado, incluso curiosidades y anécdotas que “los enteradillos” saben porque son muy cultos, son falsas.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que desconfíen. No den nada por sentado. No se crean nada o al menos tengan espíritu crítico.

Ser ciudadano es mucho más que ir a votar cada cuatro años, y muchísimo más que creerse las consignas de unos u otros porque les caigan mejor. Usen su sentido común y no tengan miedo de leer, investigar o incluso contradecir a quienes les intenten hacer comulgar con ruedas de molino.

Digo esto a los pocos meses de unas elecciones, en cuya campaña electoral escucharemos cantos de sirena por parte de uno de los hombres más hábiles con un micrófono en la mano que ha habido nunca en España. Oirán a Rubalcaba explicando que él siempre tuvo la receta contra la crisis, pero que no le dejaron usarla, e intentando convencerles de que él, que fue portavoz del Gobierno en lo del GAL y de FILESA, ministro con Zapatero y vicepresidente primero en plena crisis no ha tenido que ver nunca con nada y que no ha roto un plato.

Desconfíen incluso de este blog, o desafíen sus opiniones. En resumen, piensen por sí mismos, porque es el mayor tributo que pueden hacer a la más fundamental de las raíces de la democracia, la independencia y el criterio propio.

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