viernes, 30 de diciembre de 2011

Piedras contra el tejado de todos

De la presunción de inocencia ya hemos hablado, tanto de la judicial que sí existe, como de la pública que brilla por su notoria ausencia. Con el caso de Urdangarín pasa exactamente lo mismo: mientras jueces y tribunales se afanan en la dificilísima tarea de desenmarañar la red de pasteleo encabezada por el yernísimo, la sociedad ya ha emitido su veredicto de culpabilidad sin paliativos. Lo de aprovecharse, presuntamente, de una asociación benéfica para niños no se lo van a perdonar jamás. La Casa Real, por su parte, también emitió su veredicto de culpabilidad hace años, cuando intentó zafarse del tema desterrando a la Infanta Cristina y su marido a Estados Unidos.

Urdangarin Lo que me cuesta muchísimo comprender, en caso de que las acusaciones sean ciertas, son dos cosas: la primera es para qué demonios monta este tinglado un señor que tiene la vida, solucionada y de qué manera. ¿Qué lógica tiene arriesgar una postura privilegiada y una situación cómoda de por vida por unos euros, por muchos que sean? Urdangarín aquí tira piedras contra su propio tejado y el de todos, porque en estas cosas España es víctima colateral.

La segunda es hasta qué punto los poderes públicos (salvando al judicial que fue el que abrió el melón), con la prensa como cuarto poder, siguen la estela de lo que dice el Rey, porque no ha pasado un minuto desde que Don Juan Carlos levantó la veda para que pasaran de soslayar el tema a lanzarse como hienas hambrientas. Comprendo lo de las hienas, no el pasotismo inicial.

El gran problema de todo esto no es Urdangarín, ni sus presuntos chorizeos, ni siquiera el dudoso proceder de nuestros dirigentes al hacer la vista gorda ante todo este panorama, que ya son temas gordos. El gran problema, insisto, es que Urdangarín entró como el yerno perfecto: alto, razonablemente guapo, deportista, simpático… y se ha convertido en la piedra angular en la que se va a basar el discurso contra la Monarquía durante los próximos años. En nuestro país no hay mayor deporte nacional que la caza del afortunado. A quien le van bien las cosas suele ser al que más se desea ver caer, y si encima da motivos la mal disimulada envidia se cubre con el manto de la justa indignación. Es el caso, parece ser.

Como ciudadano de a pie, que se juzgue objetivamente y en su caso se condene a Urdangarín me preocupa relativamente poco. Es como cualquier otro aspirante a chorizo que utiliza (me aburre poner todo el rato “presuntamente”, entiendan que en adelante todo es presunto, por favor) un cargo público para enriquecerse de forma más acelerada aún de lo normal. Sin embargo, como estudioso de la cosa pública hay algo que me quita el sueño con más intensidad: la actitud de la primera autoridad del Estado en este tema.

Si el Rey no tenía ni idea de nada, ¿por qué esa actitud de sacarse de encima al yerno con tanto ahínco? ¿Qué hay de esos informes que, al parecer, tenía la Casa Real sobre estas cosas? Y si estaba al corriente ¿no debería el propio Rey dar ejemplo y poner él mismo la denuncia para demostrar su nula implicación? A la monarquía no le hace daño un tipo que se quiere aprovechar de su posición, se lo hace la reacción de la Casa Real ante ese asunto, y la actitud no ha sido la correcta.

Yo, que me considero monárquico por muchos motivos (un día si quieren hablamos del tema), creo que la Corona no ha actuado correctamente, y que esto le va a pasar una factura que van a tardar mucho mucho en pagar, ya ver si no provoca cosas más graves. La transparencia y el sentido común deberían haber sido mucho mayores y anteriores. No pueden estar mareando la perdiz durante años para ahora venir de “yo no sabía nada”. E insisto, estoy a favor de la Monarquía, pero no así.

Iremos viendo lo que pasa pero, eso sí, aprovecho la ocasión para desearles a todos un muy feliz Año Nuevo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Proporcionalidad periodística

La mona Chita ha muerto. No sabía ni que estaba viva. Como las películas de Tarzán tienen más años que Matusalén, uno suponía que la pobre mona estaba criando malvas desde hacía décadas, pero mira tú por dónde, resulta que no. Es como cuando murieron Katherine Hepburn o Fred Astaire, que nadie tenía la seguridad de si estaban vivos o no.

Chita La mona Chita puede que haya sido el animal cinematográfico más popular de la historia. Tal vez el Tiburón de Spielberg le pueda disputar ese honor, pero al escualo ni le pusieron nombre, y poco cariño se le coge a un bicho que se dedica a comer piernas de bañistas y que es responsable de que cuando uno entra en el mar a veces le de un poco de nosequé.

Según cuenta la prensa, a la buena de Chita le gustaba pintar con los dedos y ver fútbol americano, lo cual la sitúa a un nivel intelectual similar al de muchos seres humanos, embrutecidos como estamos, o incluso por encima dada la sensibilidad artística del simio, que acompañó a  Johnny Weissmuller en sus famosas películas.

Pero esta noticia, aparecida entre ayer u hoy en la prensa (depende de lo ágiles que estén en cada redacción con los teletipos, imagino), probablemente sea falsa. Para empezar, no hubo una única mona Chita, sino que varios primates encarnaron el popular personaje selvático. En segundo lugar, los chimpancés en cautiverio no viven semejante barbaridad de años por muy bien que les cuiden. Llegan a los 60 como mucho.

Es un ejemplo más de lo que estamos haciendo de este mundo de fast-food informativo, en que generamos, asumimos, digerimos y evacuamos (por ser fino) una noticia en cuestión de horas. No sólo no comprobamos la veracidad de la información, sino que no nos importa que sea falsa mientras sea entretenida. Nos llama la atención tanto un terremoto en India como la muerte de una mona que ni siquiera es quien dicen que fue. Es cuestión de un cometario en el café y, como mucho, un “qué pena” que iguala, en la práctica, una masacre de miles de personas con la muerte de un simio.

Si hay imágenes la cosa cambia. El tsunami de Japón tuvo más duración en nuestra imaginación colectiva porque vimos imágenes de las olas, e incluso así fue un poco de “bah, no es para tanto” porque todos nos imaginábamos que la ola sería como las de las películas, esas de 20 metros de altura que tienen la costumbre de tumbar Nueva York y hacer que la cabeza de la estatua de la Libertad rebote por las numeradas calles de la ciudad más filmada del mundo.

Ponemos al mismo nivel noticias que nada tienen que ver. Le prestamos la misma atención a la más que probable imputación de Pepe Blanco por el Tribunal Supremo por corrupción que a la de Urdangarín, o a los más de cien policías locales que ahora parece que están metidos en el tema de la multas, y todo ello, asimilado a la muerte de un mono, las colas en las cocinas económicas de Lugo y el modelito que lucirá quien sabe quién en las campanadas de fin de año.

Somos una sociedad desproporcionada, precisamente porque no diferenciamos casi ninguna noticia. Estamos llegando a un nivel en que todas nos parecen iguales, planas, y cada vez es más difícil que nos afecte algo porque estamos curados de espanto. Hace unos años no teníamos tanta información en tiempo real del mundo entero, y hasta aquí sólo llegaban las noticias más relevantes del exterior. Si un señor se moría en su casa porque le explotaba la bombona de gas en Murcia en Lugo ni nos enterábamos. Ahora abre los telediarios.

Tal vez suene raro pedir un poco de desinformación, pero tampoco es esa exactamente la idea. Quizás los medios tendrían que ser más proporcionales a la hora de dedicar tiempo o espacio a las noticias, y no hacer que toda España se coma dos minutos de terremoto en Argel con 3.000 muertos, por poner un ejemplo, y cinco de cómo se hacen tartas de chocolate con la forma de la Duquesa de Alba por su boda.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Habla, pueblo, habla

Volvemos a las andadas. Cuando uno tiene poder legislativo, sólo tiene que intentar una y otra vez aprobar normas que quiere sacar adelante por mucho que la Constitución diga lo contrario y el Tribunal Constitucional se las tumbe, día sí y día también. Nuestro amigo Mas, presidente del gobierno catalán, acaba de anunciar que va a llevar al Parlamento de su Comunidad una ley para poder hacer “consultas al pueblo” sin permiso del Estado. Vamos, lo que se viene llamando un referéndum.

Todo viene del famoso Estatut, ese que el propio Constitucional dejó en un “ni chicha ni limoná” que no sólo no contentó a nadie sino que encima será una fuente de problemas durante décadas. El artículo 122 del Estatut otorga a la Generalitat la competencia exclusiva en las consultas populares que no sean por la vía de referéndum. Y ese artículo coló, así que según el Constitucional está dentro del marco de nuestra norma fundamental. Francamente, se les debió despistar en ese ladrillo normativo, pero ahora “tarde piaches”.

referendumDice la Constitución, en su artículo 92, que “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”, y que “El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados”. Por último, remite a “Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución”. Es decir, que para hacer una consulta al pueblo sobre temas políticos de especial trascendencia tiene que autorizarlo el Congreso, proponerlo el Presidente del Gobierno y convocarla el Rey. Menos en Cataluña, siempre que se tome como “consulta popular" que no sea por la vía del referéndum.

¿Y cuáles son las consultas populares que no entran en referéndum? Podríamos pasarnos la tarde hablando del tema, o del sexo de los ángeles, porque el resultado es similar: cada uno va a entender lo que le dé la real gana. Mas entenderá que consultar sobre la independencia de Cataluña o el concierto económico no son “decisiones políticas de especial trascendencia” y que por tanto no entran en el concepto de referéndum, pero tendrá que hilar muy fino porque si acepta eso tiene que asumir que sólo puede consultar chorradas intrascendentes.

El problema de las normas es que se supone que están para cumplirse. ¿Y qué pasa cuando, como en este caso, el Constitucional mete la pata y aprueba de rondón un texto que, obviamente, si no contradice sí soslaya nuestra Ley Fundamental? Pues que como mínimo se dan bazas para el llanto a quienes buscan su victoria política a costa de lo que sea.

El problema de fondo no es toda esta tontería normativa, que al final sólo es un tira y afloja a ver quién puede más. El problema es que las Comunidades Autónomas se creen pequeños estados federados, y eso es, como mínimo, una estupidez. El sistema diseñado por nuestra Constitución no estaba pensado para la situación actual, porque si hubieran sabido lo que se nos venía encima me juego algo a que no habrían otorgado poder legislativo a las autonomías. No es sostenible un sistema con 17 legislaciones diferentes en los temas más variados, y mucho menos cuando el Estado adelgaza como si tuviera anorexia, porque siempre se ve gordo.

La idea era que el Estado fuera la unión y las Autonomías la cercanía; que legislaran sobre sus temas internos pero no se rompiera la cohesión de nuestro país, y creo que los últimos años han sido muy perjudiciales para esto porque las grietas parece que se agrandan. La táctica de echar la culpa “a España” de nuestros problemas es facilona y, lo peor de todo, funciona.

Tal vez ahora, con la crisis, sea el momento de dejarse de tonterías y racionalizar: aligerar la administración pero no por la parte estatal, que bastante escuálida está ya, sino por la autonómica, que es la que está más rolliza. Y de acabar con la desigualdad real que hay entre los ciudadanos de España, para que todos tengamos los mismos derechos vivamos donde vivamos. No parece razonable que si resides en Piedrafita pagues impuestos que en Villafranca no se pagan. O viceversa.

martes, 27 de diciembre de 2011

Buenos y malos en la guerra civil

Ha sido todo uno: ver La Voz de Galicia de hoy y buscar los nombres de quienes han firmado un escrito pidiendo a la Diputación que mantenga a Franco como presidente honorario de la misma. Para quienes no lo han visto ni han oído hablar del tema, que supongo que serán poquitos lucenses a estas horas, el tema es que hay un acuerdo de la Diputación de enero de 2009 para revocar el título de presidente honorario de la entidad provincial. Este reconocimiento se otorgó en 1.944, y hasta hoy sigue vigente. Los firmantes del documento piden que se mantenga porque “se ofende la memoria de quien fue jefe del Estado en los momentos cruciales de nuestras vidas y que mereció la inequívoca adhesión de sus conciudadanos”, entre otros motivos.

Civil Quienes leen este blog habitualmente saben que yo no soy partidario de la Ley de Memoria Histórica. Me ha parecido desde siempre abrir un melón que no se sabe muy bien a quién va a manchar. Las consecuencias de intentar borrar a Franco de nuestra Historia son, además de fútiles, un atentado contra la inteligencia y, muchas veces, el sentido común. Por ejemplo, se atenta contra este último cuando se eliminan alegremente los escudos “franquistas”, es decir, los escudos de España que están enmarcados en el águila de San Juan (el evangelista) y que no son de Franco, sino que vienen siendo parte de la imaginería nacional desde tiempos de Isabel y Fernando.

También hay ejemplos de venganzas mal disimuladas parapetadas tras esta ley, como el caso del Hospital Juan Canalejo de La Coruña. Este hospital, que durante décadas se labró un importante nombre en campos como la cardiología, en que un estudio firmado por “el equipo médico del Juan Canalejo” tenía su valía, ahora ha de firmar como el “CHUAC”, difícil nombre, que es el tonto acrónimo de Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña. Tanto esfuerzo para ahora andar con estas tonterías. Si el nombre de Juan Canalejo se hubiera puesto porque era general de brigada de Franco, me parecería bien el cambio, pero no fue así, se puso ese nombre porque era un médico excepcional.

Una vez dicho todo esto, creo que es un error el escrito de alegaciones contra la decisión de la Diputación. No soy partidario de olvidar la historia, jamás, pero sí de no rendir honores a quienes se pasaron por la piedra los derechos humanos más elementales, empezando por el derecho a la vida. Retirar los nombres de General Franco, 18 de Julio o similares de callejeros, instituciones y honores públicos me parece no sólo razonable, sino importante para sanear nuestra vida de homenajes de dudosa sostenibilidad.

Pero cuidado (el más difícil todavía, el pero del pero), que yo defienda retirar monumentos a Franco no quiere decir que esté a favor de erigirlos a la República. Durante la II República se cometieron tropelías de imposible redención, iguales a las que tras la guerra encabezó el bando vencedor, así que no me vengan con que el enemigo de mi enemigo es mi amigo: atacar a la II República no es ser franquista, y estar en desacuerdo con Franco y su figura histórica no hace que uno sea automáticamente Republicano.

La democracia que hoy disfrutamos, aunque con graves errores y cosas a pulir, no admitiría jamás ni la actitud de Franco ni la de la II República. Ambos gobiernos serían, hoy día, considerados criminales, sin paliativos. Es cierto que ambos bandos hicieron cosas buenas, como la igualdad de derechos de colectivos que nunca habían visto la luz de la legalidad en caso de la república o la recuperación de un país arruinado en caso del franquismo, pero los males de ambas tendencias también son innegables.

El problema de España es que no somos templados. Las cosas no se diseccionan, se despellejan. No hay un debate sereno del estilo del extinto programa “La Clave”, sino una panda de histéricos gritones que sólo conocen consignas baratas al estilo de “Sálvame” o “La Noria” que, quién lo iba a decir, es el programa de debate de referencia en nuestro, a veces muy paleto, país.

“Con Franco se vivía mejor” dicen muchos. Siempre que hicieras la vida que quería Franco, por supuesto. Siempre que no fueras mujer, de acuerdo. Siempre que no optaras por una vida “diferente” de la que marcaba la Iglesia Católica, es cierto. “La República fue una época dorada en España”. Claro que sí, a menos que fueras sacerdote, monja o religioso. O que fueras “enemigo de clase”, concepto que abarca a cualquier tío que te cayera mal y tuviera mil pesetas en el banco.

En todas partes cuecen habas, y no podemos hablar de buenos y malos en nuestra guerra civil. No me entiendan mal, cuando uno dice lo de que “todos son iguales” es una forma barata, normalmente, de justificar a quienes suelen ser considerados los malos pero uno quiere defender. Cuando el PP es corrupto, la derecha es malvada; cuando el PSOE es corrupto “todos son iguales”. No voy por ese camino. Lo que quiero decir es que no podemos hablar de la II República como el sumun de la democracia, ni del franquismo como el paradigma del racionalismo. Para atacar los defectos de uno, no es necesario ensalzar al otro.

Los buenos hemos de ser nosotros, y no unos bandos que hace 80 años se enfrentaron a muerte. Dejemos de perder el tiempo revisando el pasado, que el futuro nos está pidiendo a gritos un poquito de atención. Las cosas no están como para andar haciendo el tonto.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Negocios contra la crisis

Hay que estar más atento, hombre. En nuestra ciudad está en crisis el que quiere, porque hay un “nicho de negocio”, que es como se llama ahora en pijo a las oportunidades de toda la vida, que sin moverse de Lugo asegura un futuro próspero y acomodado: la fabricación, instalación, mantenimiento y reparación de farolas.

241220112330 El Ayuntamiento ahorra en folios fotocopiando a dos caras, y, según nuestro preclaro Alcalde, eso soluciona los problemas económicos de un municipio que tiene un pie en la bancarrota. Eso sí, nos gastamos lo que no está en los escritos en farolas y aquí nadie se extraña de nada. Se colocan incluso en medio de aceras que ya sin obstáculos son de difícil tránsito. La última serie se ha colocado en la calle del Teatro, antigua General Franco, haciendo más complicada la subida o bajada para quienes tengan un carrito de bebé, una silla de ruedas o, simplemente, vayan un poco despistados. ¿Nadie les ha contado que para estos casos existen unas farolas que van atornilladas a la pared en las fachadas de las casas? Pues investiguen, investiguen que de veras que existen desde hace ya unos años.

Esto se une a las ya instaladas a porrillo en todo el casco histórico, y nada más lejos de mi intención que criticar el embellecimiento y mejora de nuestra ciudad, pero tal vez estén exagerando un poco y éste no sea el momento de gastar la pólvora en salvas.

241220112331 A mayor abundamiento, estas farolas son contrarias a las normativas municipales existentes. Sí, sí, no exagero. No hablo de su fábrica, situación, precio o el dudoso gusto de pintar de dorado cutre unas franjas para que parezca que son “las más mejores que hayga”, sino del escudo.

El escudo de nuestra querida ciudad, hecho aparentemente en el mismo material que la farola (supongo que una aleación de hierro, soy de letras así que no me pregunten) y luego pintarrajeado de oro malo, no se corresponde con lo aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de Lugo. Parece que la memoria flaquea cuando no interesa, pero hace más de tres años, concretamente en el pleno del 1 de julio de 2008, se aprobó el nuevo escudo y bandera de la ciudad.

Sí, es un tema menor, pero si te vas a gastar una pasta en farolas de cierto nivel, lo lógico es que estén pensadas para que duren algo más de un año, dos o cinco. Se entiende que si se ha aprobado por unanimidad (que ya es decir en Lugo) actualizar el escudo por muchos motivos entre los que está el actual incumplimiento de las normas de la heráldica (vamos, que el escudo se lo inventaron hace años y no casa con la realidad) yo no digo que se pongan a reeditar una ley de memoria histórica y quiten todos los que hay, pero al menos los nuevos entiendo que sería interesante ponerlos cumpliendo las nuevas condiciones, ¿no creen? Si no la verdad es que no entiendo para qué alguien se molestó en aprobar norma alguna.

Pero esas cosas pasan en Lugo: pagamos un estudio “técnico”, probablemente realizado por alguien no desconocido para el contratante, y luego no le hacemos ni caso. Total, como nos sobra el dinero… pero seguro que es porque lo ahorramos fotocopiando a doble cara.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La víspera de la víspera de Navidad

Según el telediario de hoy, estamos en la víspera de Nochebuena, lo cual no deja de ser una redundancia ya que Nochebuena es, a su vez, la víspera de Navidad. Cosas del periodismo de hoy día.

Esta Navidad es rara. Supongo que me siento influido por los más y los menos que hay en mi entorno, por cuestiones familiares, económicas o de estado de ánimo de las personas que tengo cerca, pero el espíritu navideño no está calando como en otras ocasiones, y es lógico. Incluso quienes tenemos la enorme suerte de contar con un trabajo estable, que a día de hoy es el problema más grave de los españoles, y no sufrimos problemas demasiado importantes en casi nada (cada uno sabe las suyas), el ambiente no está para tirar bombas de palenque.

Quien más y quien menos empatiza con el sufrimiento ajeno, a menos que sea un monstruo de difícil recuperación, y creo que esa es la causa de tan poca alegría festiva a día de hoy. Por si fuera poco, ni un festivo nos ha caído, que el 2011 es malo hasta para eso, y tanto Navidad como Año Nuevo caen de la forma más puñetera posible para que vengamos a trabajar de lunes a viernes.

Intentar alegrarse “porque es Navidad” es tan absurdo como ponerse triste “porque es Semana Santa”. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que estas fiestas son diferentes a las demás. Por muy ateo que uno sea, o por poco que signifiquen las fiestas en el sentido religioso y espiritual, es complicado no imbuirse del “nosequé” que tiene la Navidad.

cancion de navidad Todos los años, aunque sea un poco absurdo, tengo la tonta costumbre de poner mi villancico de cabecera (el Adeste Fideles, versión de Pavarotti) y leer, no simultáneamente con el villancico, que si no no me entero de nada, “Canción de Navidad” de Dickens. Les recomiendo muy vivamente que lo lean, aunque la historia del viejo Scrooge al que visitan los tres fantasmas de la Navidad la conocemos todos. Hace ver que sí, que las cosas están mal, pero que el túnel en que estamos hoy no es comparable a la miserable vida que hace no demasiado tiempo se llevaba como algo “normal”. Hoy hay quien dramatiza porque no puede regalar a un niño el enésimo juego para la Play Station o la Wii, y hace casi nada el problema es si se podía cenar algo más que rábanos en Nochebuena.

En fin, que aunque sólo sea porque las luces de colores animan (con la excepción, por supuesto, de las tétricas cosas instaladas por la Diputación de Lugo, dignas de Tim Burton), porque la familia se reúne, porque estamos aquí… intenten ver lo bueno que hay en su vida además de los problemas que agobian al que más y al que menos. Comparen su situación con la de quienes están peor, que casi seguro que son más que los que están mejor, y, sin caer en el Schadenfreude (expresión alemana que se refiere a la alegría por el sufrimiento ajeno), valoren lo que tienen, que seguro que es mucho.

Llega la Navidad y se acerca el fin de año, época de balances, de mirar si se han ganado o perdido kilos (tanto reales como metafóricos) y de revisar lo que se pretende para el año que entra. Cuando llegue ese momento, sean generosos con su propia persona, que la cosa está demasiado mal como para hacerse la pascua a uno mismo. De eso ya se encargan desde fuera.

jueves, 22 de diciembre de 2011

La intimidad de sus señorías

Aunque podría parecer previsible que hablara del nuevo Gobierno, si les soy sincero no creo que sea una noticia que yo esté capacitado para comentar. Principalmente porque sacando el nombramiento de Ana Pastor como ministra de Fomento (esperemos que esto sea una buena noticia para Galicia y sus esperadas infraestructuras, aunque habrá que esperar a ver qué hay bajo las alfombras) y lo de Gallardón como Ministro de Justicia, el resto no me parece que sea momento de sacarlo a la palestra. Habrá que ver qué hace cada uno en su área y no sacar la bola de cristal, que con Rajoy en cabeza está visto que tiene poco que rascar.

movil_rubalcaba Hay otro tema, de la sesión de investidura, que ha levantado ampollas, y que es una fotografía que El Mundo ha publicado del móvil de Rubalcaba. Se lee claramente en la pantalla “Me dice nuestra informadora en el Ayto de Madrid q Gallardon va Defensa”. El revuelo se ha montado por varios motivos, el más importante de los cuales es la presunta violación de la intimidad de Alfredo (ahora no sé si, tras acabar la campaña, podemos seguir aplicando lo de “Llamadme Alfredo”, es confuso). Si a esto unimos otras fotos como las típicas del diputado durmiente, el que jugaba al Tetris en una sesión parlamentaria, la señoría que miraba catálogos de bragas… esas cosas tan llamativas, se lía parda porque se ataca a la “intimidad” de los diputados.

Vayamos por partes. Primero analicemos brevemente el sms de turno. Me llama la atención el lenguaje rollo espionaje de la “informadora”. Una persona normal pondría algo del estilo de “Dice Paqui que Gallardón va a Defensa” o, si no queremos desvelar el nombre, se usan iniciales o algo así. De todas formas si yo fuera Paqui me haría mirar la vista, porque casi acierta la moza. Defensa y Justicia no se parecen ni en la inicial. Suena un poco a “pami que…”.

Ahora tratemos el tema de la intimidad de los Diputados. Por una parte he de decir que, al menos mientras están sentados en su escaño, no pueden alegar intimidad. Están ahí como representantes de los españoles y, como tales, todo cuanto hagan, digan o se perciba es de la incumbencia de los votantes. Si mis diputados por Lugo se meten el dedo en la nariz, ven porno en Internet, o votan con el pie en pleno hemiciclo (eso ha pasado de veras, aunque no con uno de Lugo), sí es asunto mío. Si hace esas mismas cosas en su casa está en su derecho y nadie le puede decir ni pío.

Una vez dicho esto, hay que matizar que los periodistas que dan importancia a estas noticias son una panda de histéricos. Miren, cuando estás en el Congreso escuchando un tostón sobre la importancia de la cría del berberecho moteado en aguas territoriales de Ceuta, y tu especialidad es la física nuclear o los problemas de tráfico, es normal que te distraigas. Si tú eres diputado por Burgos y te hablan de la crisis del pimiento morrón en el sur de Jaén, aguantar ese rollo sin echar mano del móvil para mandar un sms a la querida (no se alarmen, puede ser a la querida esposa, o a la querida madre de uno) es motivo de condecoración militar.

Es decir, no es el hecho lo que tiene importancia, sino el momento en que se produce. Saber que un diputado está jugando al Tetris mientras se habla de algo de lo que ni tiene la más remota idea o interés no creo que sea para rasgarse las vestiduras. A mi me preocuparía que un diputado por Lugo esté roncando mientras hablan de nuestra Muralla, de la pesca del bonito, de políticas de empleo o de cosas semejantes que nos afecten directamente, pero no pretendo que estén siempre ojipláticos de cara a la tribuna y tomando apuntes por si alguien les pregunta. Hay que ser un poco realistas y dar menos importancia a la forma y más al fondo. Dejen de exigir a personas normales que sea superhéroes de película y pidan que sean todo lo contrario, más humanos, sólo que humanos nobles y que tengan como prioridad la defensa de nuestros intereses.

Por cierto, las fotos de un diputado con los ojos cerrados no demuestran nada. Les garantizo que soy capaz de hacer una foto a cualquier persona que esté sentada quince minutos en una silla y hacer que parezca que duerme. Es lo que tienen las máquinas que disparan ráfagas de fotos, que no se distingue un parpadeo de una visita al casi siempre agradable reino de Morfeo.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Justicia poética

Tanto que se habla del caso Campeón, y que el personal de tierra se ríe de las declaraciones de Blanco en que asegura que no ha hecho nada malo (el sacramento de confesión y la absolución de los pecados es algo católico, no se recoge en nuestro derecho procesal) y resulta que el señor Orozco se ve ahora en una situación similar.

Orozco juzgado Orozco no ha ido a una gasolinera a recoger un sobre lleno de billetes, ni ha amañado subvenciones. Ha ido, presuntamente, directo a lo gordo, al sector de la construcción cuando estaba en su máximo esplendor. Dice la jueza Pilar de Lara, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, que hay posibles indicios de un delito de prevaricación. Para su Señoría chirría un poco que se hayan dado más de 18.000 euros (que, con la que tenemos encima es un buen pellizco) en pluses a tres funcionarios directamente implicados en la tramitación del Plan General de Lugo, y si tenemos en cuenta que el gobierno de Orozco acumula toneladas de papel con los líos judiciales que ha montado por no pagar pluses más modestos a la policía local, algo de razón tiene.

Pero ya saben que yo, firme defensor de la presunción de inocencia, no levantaré el dedo acusador sin prueba alguna contra nadie, así que vamos a dejar esto hasta que el juzgado diga algo concreto. Vamos a entretenernos, sin embargo, en hacer un ejercicio de política-ficción, que a veces es divertido. ¿Qué pasaría si se condenara a Orozco por este tema y se le inhabilitara para su cargo?

La condena por prevaricación suele traer aparejada la inhabilitación para cargo público, como es lógico. Quien ha utilizado su cargo para su propio beneficio, o ha dictado resoluciones a sabiendas de su injusticia (técnicamente la prevaricación es esto último), no merece seguir calentando un sillón oficial. Por lo tanto Orozco se enfrenta a la posibilidad de perder en el juzgado la alcaldía que, en esta ocasión, consiguió vendiendo sus principios al BNG en un hotel de la ciudad. En lo que a los ciudadanos se refiere han dejado claro a quién quieren de Alcalde.

Si hay una inhabilitación de por medio, lo lógico sería que Jaime Castiñeira fuera Alcalde. Lo digo porque imagínense el papelón del BNG apoyando al sustituto de Orozco en la Alcaldía después de que el jefe se vaya a su casa (pasando, o no, por la casilla de la cárcel). Lo normal sería que si se produce esta situación haya una nueva elección de Alcalde en que Jaime consiguiera el bastón de mando con la mera abstención del Bloque en la votación.

En cualquier caso aquí se juegan el cargo muchas más personas que Orozco. Probablemente esté tan nervioso o más Bao que el Alcalde porque es obvio que pasar de segunda autoridad del Ayuntamiento a concejal de la oposición en un grupo de dos personas es más bien duro, pero no tanto por el destino, sino por la forma de llegar al puesto de origen.

Orozco ha conseguido la Alcaldía a pesar de los votos, y es posible que la deje al margen de los votos. Llámenlo justicia poética si quieren, pero Justicia a fin de cuentas.

martes, 20 de diciembre de 2011

Sorprendido por la sorpresa

Rajoy Me sorprende un poco la sorpresa. Sobre todo cuando la presunta sorpresa no es tal. Oigo hablar a la gente del discurso de Rajoy de ayer como si fuera el sermón de las siete palabras del Padre Laburu, y no viene a ser más que la plasmación práctica de todo cuanto viene anunciando desde hace años, no sólo de la campaña electoral, sino de mucho más atrás. Para poder ver los cambios hay que conocer lo anterior, obviamente, y para quienes durante estos últimos cuatro años, por poner un plazo, se han dedicado a leer el Marca es nuevo todo cuanto escuchan. No es que Rajoy diga cosas diferentes, es que ahora le prestan atención y los telediarios le dedican tiempo.

España ya ha decidido entre las opciones que se presentaban, y hemos escogido el camino responsable de sangre, sudor y lágrimas que nos va a tocar padecer durante una temporadita. La otra alternativa, la de la “fiesta jolgorrio” continua a costa de unos presupuestos cada vez más exiguos y menos realistas ya la hemos intentado y ha salido como ha salido. Precisamente porque Rajoy se explicó bien en la campaña, y porque el PSOE lo hizo mal en el Gobierno, los españoles hemos elegido al PP para salir del agujero.

Por eso me sorprende ver a todo el mundo anonadado ante un discurso realista, duro y al mismo tiempo esperanzador. Eso es que no han hecho ni puñetero caso a Rajoy hasta hace dos días, porque lleva diciendo lo mismo desde que empezó la crisis. Y cuando digo desde que empezó, es desde que empezó, no desde que Zapatero reconoce que empezó.

No puedo dejar de mencionar el discurso de Rubalcaba, que me parece chocante por dos cosas: la primera es que habla como quien ha aterrizado hace 48 horas en el Congreso: ¿Cómo tiene la osadía de, quien lleva en el Gobierno dos legislaturas, decir “lo que hay que hacer es…”? ¿No se ha dado cuenta de que las urnas le han pegado el palo precisamente por hacerse el inocente? Entiendo que en campaña nadie puede salir a decir “vale, la hemos cagado pero lo intentaré hacer mejor”, aunque sería un soplo de aire fresco en una política cada vez más rígida, pero hombre, ahora que ya no hay campaña a la vista tal vez sea el momento de tener un arranque de sinceridad.

Según vayamos viendo las medidas concretas, porque por dónde van los tiros ya hace tiempo que lo sabemos, habrá que estar atentos a las acomodaciones que tocan. Eso sí, llama poderosamente la atención que ciertos grupos (y no me refiero a grupos parlamentarios, no la liemos) ya están criticando las medidas que no han sido ni anunciadas. Les gotea el colmillo y se prevé una legislatura calentita, porque quienes han estado estos años cómodamente instalados en el discurso tontorrón que a aquí nos ha llevado, están deseando hacer oposición. Hay quien ha nacido para decir que no a todo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Concejales opositores

El principio de igualdad ante la ley, ese que tanto se cacarea en determinadas ocasiones, queda en entredicho cuando vemos titulares como los que estos días nos asaltan respecto a las oposiciones en Castroverde. Reconozco que un 10 obtenido por una concejala del equipo de gobierno en una oposición del Ayuntamiento huele raro, pero lo que me preocupa no es el 10 en sí mismo, sino la presunción de culpabilidad que se ejerce contra esta persona.

Hay familias enteras que son funcionarios, entre otras cosas porque también hay familia enteras que son abogados, o mecánicos, panaderos, charcuteros, conductores u hosteleros. La familia tira mucho y tiene cierta lógica que en una casa en donde se vive bien al servicio de la Administración se eduque a los hijos en las bondades de conseguir una plaza vitalicia como trabajador público.

También, y esto suena fatal, es más fácil estudiar una oposición en una casa en que hay libros y se maneja con algo de soltura la legislación, que en otra donde sólo se leen los folletos del Carrefour. No es clasismo, es sentido común. Sé que se me puede acusar, como se hizo en su día con Manuel Fraga, de pijo irredento, pero no se trata de eso. Reconocerán que es más sencillo sacar derecho si tu padre es notario que si tiene un taller de carpintería. No estoy poniendo en duda la dignidad del taller, y es posible, sin duda alguna, que sea una persona más decente, más querida y más noble el carpintero que el notario, no se trata de eso. Se trata de que si en tu casa tienes a quién consultar tus dudas y se respira un ambiente de estudio las probabilidades aumentan exponencialmente.

Oposiciones A lo que iba. Que una concejala en ejercicio y parte del gobierno saque un 10 en una oposición del mismo ayuntamiento es, como poco, sospechoso. Pero de ahí a condenarla sin más que ese hecho, hay un mundo. Habrá que ver si esta persona tuvo un expediente académico brillante, si es una auténtica lince del derecho, si tiene una memoria fotográfica… habrá que darle una presunción de inocencia, digo yo. No digo que no se investigue, digo que no se condene.

Otro tema diferente, en que sí estaría de acuerdo, es lo de la mujer de César, que tan mareada tengo a la pobre en este blog. Tal vez sería lógico aprobar una norma por la que un político en ejercicio tenga vedado presentarse a oposiciones en la administración para la que presta sus servicios, porque sí es posible que haya un colegueo de chirriante defensa. Ya que hay una Ley de Incompatibilidades sería cuestión de añadir un par de artículos a la misma. Después de todo, el ejercicio de la política es voluntario y si uno quiere opositar al Ayuntamiento de Castroverde tal vez debería renunciar a ser concejal del Ayuntamiento de Castroverde. Pero mientras sea legal, esta persona está en todo su derecho. Los votantes de Castroverde decidirán su momento si están de acuerdo o no con este proceder.

Habrá que investigar si hubo trato de favor, si en el examen hubo algún tipo de compadreo o si se vulneró la igualdad de oportunidades. Después de todo, un concejal no es un ciudadano cualquiera. Pero insisto, sospechas e investigaciones las que quieran. Condenas no.

Y por cierto, el Ayuntamiento de Castroverde está gobernado por el PSOE, pero yo defiendo lo que considero que hay que defender con independencia de quién lo diga o lo haga.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Noche para no dormir

Esta noche hay que acostarse tarde. El comercio lucense abre sus puertas en la zona centro hasta las doce de la noche, en una iniciativa que el año pasado ya tuvo un éxito notable y que han llamado la “noche abierta”. Consiste no sólo en que abran los comercios hasta esa hora, sino que además habrá actividades en cada establecimiento. El año pasado, que ya hablé de este tema, puse como ejemplo el catering que Marta Losada puso para obsequiar a sus clientes (sí, es mi prima, ¿qué pasa? La iniciativa fue muy buena igualmente) y que tenía la tienda a tope.

Noche abierta En esta edición veremos que habrá más iniciativas en este sentido con pequeños espectáculos en algunos comercios, música, pases de modelos en la calle y cosas así. Algo para no perderse porque de una forma bastante más modesta empezó el Arde Lucus y miren la que se ha liado.

En el sarao, organizado por la Asociación de Autónomas de Lugo, colaboran Diputación y Ayuntamiento haciendo un vídeo. Se habrán quedado contentos. ¿No les parece que un apoyo un poquito más decidido estaría bien con la que está cayendo al comercio? Yo que sé, un conciertito en el centro aunque sea modesto para animar la noche, pequeñas actuaciones por la calle con un horario un poco especial, abrir el Museo Provincial y las salas municipales y no cobrar entrada… ese tipo de cosas para animar a que un día en que la iniciativa privada se echa a la calle se vea una colaboración un poco decente… pero bueno.

Esta noche coincide temporalmente con el debate abierto tras la aprobación de la Comunidad de Madrid de su norma que permite la libertad absoluta de horarios: los comercios podrán abrir 365 días al año, las 24 horas si quieren. Esperanza Aguirre, la única liberal real que hay dentro de un Gobierno en España, da un paso más hacia el derribo de normas que obligan a los comercios a ceñirse a unas ataduras impuestas por ley. Ya han salido voces contrarias tanto en Madrid como aquí, en Galicia, empezando por la del propio Alberto Núñez Feijoo, que no critica a Aguirre, pero dice que en Galicia esto no es aplicable porque las realidades de una y otra comunidad son muy diferentes.

Si partimos de la base de que Madrid tiene más de 3 millones y cuarto de habitantes y que Galicia no llega a los 2.800.000 entenderemos que no hablamos de lo mismo. Además Madrid, como Capital de España y ciudad de referencia del Estado, quizás con la única competencia de Barcelona, sí que realmente es la ciudad que nunca duerme, tal y como dice la canción que popularizó Sinatra sobre Nueva York, a pesar de que allí por la noche no se mueve ni una hoja. Para mi sorpresa hay bastante más actividad nocturna en Madrid que en Nueva York, y ahora habrá aún más.

En Galicia un comercio puede abrir 12 horas al día como máximo, con un límite de 72 horas a la semana, y siempre entre las ocho de la mañana y las doce de la noche excepto nochebuena y fin de año que han de cerrar a las 8. Un comercio pequeño, que no llegue a 150 metros cuadrados, y que no esté en un centro comercial, puede abrir también todos los domingos.

El comercio gallego está preocupado, y me parece normal. Cuando hablamos de pequeñas tiendas en que está el autónomo que la sostiene y, como mucho, un empleado o dos, sería difícil afrontar un horario que supere las 10 horas diarias. Con la llegada de las cadenas en formato de comercio de pequeño tamaño (vamos, Zara y compañía) han cambiado mucho las cosas y a veces ni tiempo para comer les queda.

Pero quizás sea un error de planteamiento por parte del pequeño comercio. La libertad de horarios no tiene por qué ser mala. Les voy a poner un ejemplo de una chica con gran visión e iniciativa que abrió hace unos años un pequeño negocio de ropa, exquisita en gusto y más que razonable en precio, en la playa de Silgar de Sanxenxo. Como Sharay, la dueña, también es prima mía no le cobraré la publicidad; la tienda se llama Muñeca de Trapo, y su horario es todo menos regular: abre adaptándose a su clientela, y así puedes encontrar la tienda cerrada un lunes a las 12 de la mañana y abierta un sábado a las 12 de la noche, y le va de maravilla. En poco tiempo se ha hecho un nombre más que respetable y cuando abre aquello parece una feria de la cantidad de gente que hay, y que además salen con bolsas casi siempre.

Que los horarios sean libres no implica que tengas que abrir las 24 horas, sino que puedes elegir libremente tu horario, adaptándote a tu clientela o la opción que prefieras sin restricciones de ningún tipo. Obviamente en Lugo no pintaría nada una tienda de ropa abierta a las cuatro de la mañana, y normalmente ni en Madrid tendrá mucha clientela salvo si vende lencería en la calle Montera, pero, como liberal que soy, me gusta la idea de que se permita abrir. Esto es como el divorcio: que se dé la opción no hace que se obligue.

En fin, volvemos al principio, esta noche hay que salir a dar una vuelta en Lugo. Algunos comercios incluso harán descuentos especiales así que es una buena ocasión para hacer compras para Navidad en los comercios de la alfombra blanca, que es el distintivo que cada uno pondrá para marcar esta iniciativa.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Decoraciones navideñas

Se acerca la Navidad. Lo sabemos principalmente por los escaparates de las tiendas y la iluminación de las calles, más que por el espíritu de bondad que Dickens reflejó como nadie en su “Canción de Navidad”, cuya lectura recomiendo vivamente al más ateo de mis lectores (no se enfoca desde el punto de vista religioso, sino como un fenómeno cultural y espiritual). Este espíritu parece que se ha tomado unas vacaciones en los últimos años, sustituido por la consabida fiebre consumista de pinos, regalos y comilonas.

Desde el punto de vista de las administraciones públicas somos testigos de dos enfoques totalmente diferentes: la Navidad es fundamental y aunque haya que recortar por otros lados vamos a gastar un montón de dinero en iluminación y actividades o, todo lo contrario, con la que está cayendo no procede dedicar recursos públicos a bombillas y adornos cuando hay gente que lo está pasando muy mal.

131220112321 Un ejemplo de cada lo tenemos muy a mano. La Diputación Provincial de Lugo, un agujero negro de gasto como pocos, ha conseguido este año hacer lo que todos pensábamos que era imposible: poner una decoración navideña aún más fea que la de años anteriores (aquellas bolas blancas grandes que ponían en la fuente).

Han puesto una cosa rara: es como si a un poblado de indios americanos, representado por una especie de choza dorada, hortera como poco, que parece querer ser un árbol de Navidad (¿no es más lógico poner el árbol directamente?) le hubieran entrado una banda de gamberros con rollos de papel higiénico y los hubieran tirado por todas partes.

Llama la atención, además, que un gobierno tan progre y ateo como el nacional-socialista que rige la Diputación, haya optado por esa decoración que, más que navideña, parece de Semana Santa, con las farolas convertidas en crucifijos con los sudarios colgando. Cosas del presunto arte moderno que tanto gusta a estos señores y que yo ni entiendo, ni valoro, ni comparto, llámenme paleto si quieren. A mi en Navidad me gusta que me pongan mi arbolito con sus luces y cosas brillantes. Que aprendan de Londres, que con cuatro duros ponen unas decoraciones pasmosas (que repiten de año en año para ahorrar, sólo que cambiándolas de barrio), pero eso es pedir mucho a quien se resiste a cruzar Piedrafita.

Por la contra, tenemos el ejemplo del Alcalde de Burela. Chema Barcia ha tomado la difícil y valiente decisión de suprimir el gasto en alumbrado navideño y similares. Publica en su facebook (que es como se comunica la gente moderna), lo siguiente: “Non me gusta que Burela quede sen alumiado de Nadal, non me gusta... Pero menos me gusta contratar servicios e non pagalos, e moito menos facerlles crer ós veciños e veciñas que temos máis do que temos, coa que está caendo... Quen opte por ese camiño, non me atopará. Precisamente é agora cando hai que decir as cousas claras... Creo que se entende perfectamente.

Se puede decir más alto, pero no más claro. La dramática situación de muchos ayuntamientos, que les está llevando a suprimir servicios, en ocasiones no tan superfluos, no permite gastar en caralladas. Miren, a mi me encanta la Navidad, y la decoración navideña también me gusta mucho, pero creo que no es una prioridad. Ya sé que anima al consumo y todo eso, pero los ayuntamientos están preocupados por cómo van a llegar a fin de mes, y si uno en casa cuando las cosas van mal apaga más las luces y baja la calefacción, aquí pasa lo mismo.

Esta “economía de guerra” que ha inaugurado es positiva en dos sentidos: por el propio ahorro en sí y por la concienciación que supone a los vecinos, pero es algo que hay que mantener en el tiempo y ahí precisamente está el mérito de la iniciativa. El peligro de esta política es la comparación. A partir de este momento el Alcalde de Burela va a tener que mirar con lupa cada gasto que haga en su Ayuntamiento, porque todo se va a comparar con esta medida. Es decir, que él mismo ha puesto el baremo muy bajo para el tema de gastos, con lo que si deciden meter 5.000 euros en el alquiler de unas carpas para una feria se lo van a criticar.

Tengo que reconocer que no soy objetivo. Conozco a Chema Barcia y sé que es un hombre capaz y coherente. Dudo muchísimo que tenga un resbalón como los que acabo de decir, entre otras cosas porque tengo la certeza de que está realmente preocupado por las cuentas de su Ayuntamiento y que esto no es una medida de cara a la galería (más bien al revés, es algo poco popular), pero si la toma es porque cree que es lo que tiene que hacer. La gente está concienciada de que las cosas están muy mal, pero precisamente por eso no van a aceptar que el dinero que se ahorra en estos temas se gaste después, por ejemplo, en comprar un Audi para llevar al Alcalde de paseo o para pagar sueldos disparatados a las corporaciones. Si nos apretamos el cinturón, que sea para todos.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La “esvastiquiña”

“Heil Hitler, Galiza ceive” es el saludo de los neonazis juzgados en Vigo. En lugar de la esvástica clásica esta gente usa el trisquel celta en plan “esvastiquiña”, y tienen en común con los nazis de toda la vida su intolerancia y la convicción absoluta de que sólo lo de su tierra es válido, bueno y defendible.

Lo que me pone los pelos de punta no es sólo que haya neonazis en Galicia, sino el absoluto grado de incultura reinante en nuestro país hasta para estar pirado. Miren, que una persona se crea nazi es una patología como otra cualquiera que hay que estudiar. Es como creerse comunista y defender la defenestrada Unión Soviética, cosa que a nadie le escandaliza porque no hay películas tipo “La lista de Schindler” sobre la URSS, pero que viene a ser lo mismo porque, como dictadura, supuso atrocidades y masacres similares a las encabezadas por el propio Hitler, que ya es decir.

Pero a lo que iba. Que una persona diga que es nazi, o incluso que lo crea, puede ser una estupidez o un signo de problemas mentales, pero lo más grandioso del tema es que estos chicos no tienen ni idea de lo que supone el nacionalsocialismo. Es decir, que militan, presuntamente, en una ideología que desconocen, y esto no es como ser del Partido Socialista siendo empresario o del PP siendo nacionalista, es mucho más gordo porque no estamos hablando de una agrupación cualquiera, sino nada menos que del nazismo. Nadie se mete ahí porque tengan buena prensa, quizás al revés.

Los muchachos juzgados usan como libro de cabecera (es un decir, porque me sorprendería que hubieran pasado de la página 4) “La riqueza de las naciones” de Adam Smith. Imagino que también tendrían algún ejemplar de “Mi lucha”, escrito por el propio Hitler, pero eso no ha salido en el juicio, sólo el libro de Smith. Tiene guasa porque si hay algo opuesto, contrario e incompatible con el nazismo es precisamente el liberalismo. Si Adam Smith levantara la cabeza se hartaría a dar collejas a estos supuestos nazi-liberales por no haberse enterado de nada y por manchar su obra con “esvastiquiñas”.

Siempre nos contraponen socialismo y liberalismo, lo cual es correcto incluso con el nacional-socialismo. Por definición el socialismo sacrifica la libertad individual por un presunto bien común, y el liberalismo hace precisamente lo contrario: basa su ideología en que la libertad individual es lo más importante con el único límite de la libertad ajena. Los neonazis gallegos, entiendo yo, creen que han conseguido dar una vuelta de tuerca y, cual perseguida teoría de la unificación de la Relatividad y la teoría Cuántica, se sacan de la manga un argumentario que, según ellos, consigue unir liberalismo y nacionalsocialismo. Es imposible, no se puede ser católico y ateo al mismo tiempo.

Pero también se identifica liberalismo y conservadurismo, lo cual es una barbaridad. En la ensalada mental propia de esta incultísima España, se llama “nazi” o “fascista” a cualquiera que no esté de acuerdo con los postulados de la izquierda. Nada más lejos de la realidad, ya que de hecho los principios nazis y los soviéticos tienen bastante en común entre ellos y ambos batallan contra su mayor enemigo: el liberalismo. No puede haber un estado fascista liberal, pero precisamente todas las dictaduras son socialistas en mayor o menor medida, porque todas, sin excepción, pasan por el control del Estado de los medios de producción, base del comunismo.

Estos chicos han montado un pisto ideológico, por llamarle algo, en que mezclan racismo, xenofobia, nacionalismo, gallegismo y les sale una cosa rara que viene a ser el ala más absurda del nacionalismo gallego. Eso sí, si llegan a estar en otro partido, saldría el BNG como una hiena a llamar fascista a ese partido. Ahora están calladitos.

martes, 13 de diciembre de 2011

Religión y Política tienen mucho que ver

No se asusten, que no voy a hablar de las relaciones Iglesia-Estado, aunque si quieren un día entramos en el tema a pesar de que ya he tocado esto en alguna ocasión. Nota al margen: agradezco los comentarios, sugerencias, críticas y correos que algunos lectores me envían, pero invito a que lo hagan en la sección de comentarios de los artículos, ya que puede ser enriquecedor siempre que se haga con una cierta dosis de prudencia lingüística. Volviendo al tema, lo que quiero es abundar en algo que también es tema recurrente en este blog y que es el espíritu crítico del que carecemos hoy día como Sociedad.

La mayor parte de los dogmas religiosos no fueron tales en origen. El tema de no tocar la piel de un cerdo muerto, de no comer una cosecha de cada cuatro y cosas así no surgieron como inspiraciones divinas, sino con fines prácticos: evitar la triquinosis, conseguir alimentos gratis para los sacerdotes… El problema es que tras una serie de años, decenios o incluso siglos, muchas de esas consignas prácticas perdieron su sentido y sólo quedó la forma sin fondo alguno.

Religión y Política tienen mucho que ver. Para empezar porque una y otra fueron intercambiables durante siglos: quien ejercía el poder político utilizaba la religión (véanse las persecuciones de la Orden del Temple por ejemplo) y viceversa, la Iglesia acumuló un poder terrenal totalmente ajeno a su supuesta función espiritual.

Aunque hoy su relación es tirante no se trata de buscar puntos de conexión entre ambas cosas, que no voy por ahí, sino de la postura del fiel, el creyente, el afiliado, el simpatizante, el ciudadano, con los dogmas de los dos mundos.

sociedad En este momento en que estamos, en que España por una amplia mayoría se ha arrojado en brazos de los recortes de la Administración, es más importante que nunca que estemos vigilantes. Puede que alguno se extrañe de leer esto de mi, porque saben que soy un firme defensor del adelgazamiento del sector público, pero no tanto si me leen habitualmente, ya que por encima de todo, de mis propias convicciones en cuanto a administración y política, está mi más férrea idea base: la del ciudadano como espíritu crítico, como garante de la libertad individual.

En este país, maniqueo como pocos, en que encasillamos todo en “bueno o malo” automáticamente, es difícil diferenciar entre la convicción y el seguimiento cual oveja. Un ejemplo que pongo a veces porque me parece totalmente evidente es el de la reforma del Estatuto de Autonomía. Si ustedes preguntan por ahí si la gente es partidaria de “reformar el Estatuto de Autonomía para aumentar el autogobierno” un porcentaje altísimo contestará que sí, que están de acuerdo. Sin embargo si les preguntan qué cambiarían y qué es lo que no permite hacer el Estatuto actual se quedan en blanco porque realmente lo único que hacen es repetir un eslogan, una consigna que ha sido implantada por un argumentario político.

Ser ciudadano es cansadísimo. Implica leer, buscar y, lo más fastidiado de todo, pensar por uno mismo. El ciudadano ha de ser desconfiado por naturaleza, sobre todo de los planteamientos que se hagan desde el poder. Ser desconfiado no quiere decir que se diga que no a todo, no me malinterpreten, sino que se analice el porqué de las cosas y si el camino propuesto es el más adecuado.

Ahora que se da en un partido la mayor acumulación de poder político que recuerda mi generación es el momento de ser prudentes. No escuchen cantos de sirena ni del Gobierno, ni de la Oposición, ni de los sindicatos, ni de la CEOE, ni de grupo alguno. Escuchen sus argumentos, a quienes los den, y valoren cuál puede tener razón en cada momento, porque esa es la esencia de la ciudadanía y, por tanto, de la Democracia en sí misma.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Directivos

¿Sabían ustedes que la empresa con más empleados de España es El Corte Inglés? Da empleo nada menos que a más de 55.000 trabajadores, que se dice pronto, sin contar con la tremenda cantidad de empresas que dependen de esa organización. Inditex, tomándola en conjunto, crea aún más empleo, con más de 100.000 asalariados, pero al ser una maraña de empresas no cuenta como una única corporación.

Imagínense ahora la responsabilidad de los directivos de esas empresas. La importancia de las decisiones a tomar. Por supuesto, hablamos de personas que cobran unas cifras astronómicas, acordes con la ley del mercado que paga más a quien más poder tiene por la simple razón de que las empresas se rifan a estos genios de los números y del marketing o lo que sea. Nadie le discute a esta gente tener un coche de empresa, un móvil de empresa, un portátil de empresa… en muchos casos incluso viviendas y hasta aviones privados si hablamos de los gigantes del mercado.

Y nosotros rateando a nuestros representantes, los de los españoles, que tengan tarifa plana en el móvil o que se les pague el billete de tren para ir al Congreso o al Senado. Sí, sí, no me digan nada aún. Ya sé que es distinto porque es dinero público, pero no es tan diferente si lo analizamos bien. Los diputados y senadores no son únicamente los directivos de una empresa, son los de un Estado nada menos. Son quienes hacen las normas que tenemos que acatar todos, desde el más humilde empleado al más alto ejecutivo, así que no me digan que no son importantes. Son más que eso, son vitales.

parlamento El problema de los sueldos y prebendas de los políticos no son las cifras, ni las comodidades, ni las ventajas. El problema es que no vemos que se lo ganen, ni siquiera que se lo merezcan en muchos casos. Creo sinceramente que ahí está el talón de Aquiles del argumento de pagar bien a nuestros representantes. La percepción que tenemos muchos españoles es que Pepiños, Bibianas y Leires llegan a ministros (a ver los que nos pone Rajoy y si mejora el cartel) sin haberse agenciado un duro por medios propios en su vida, sin tener más experiencia laboral que la del coche oficial, y sin demostrar tampoco una especial habilidad en nada que no sea trincar un mullido sillón. Si esos llegan a ministros, ¿qué nivel habrá en el Parlamento y el Senado?

Nadie discutiría que se pague 3.000 euros al mes a un diputado si tuviéramos en consideración lo que es y para qué está ahí, pero no es así. Se les mira con un cristal que en muchas ocasiones la envidia tiñe de desconfianza, sin tener en cuenta la importancia de su actividad. Sé que muchos no responden a mi visión de personas lo bastante preparadas como para estar ahí, pero no culpen al cargo, culpen a los que eligen al interesado. Culpémonos todos.

Culpemos a los partidos que eligen de forma oscura a sus candidatos, sin dar voz a los propios afiliados y sin tener en cuenta en muchísimas ocasiones más que las simpatías personales de uno o dos mandamases. Culpemos al sistema, que no nos permite elegir “a éste sí, a éste no” y nos condena a votar a una lista cerrada de candidatos. Culpémonos a nosotros mismos, votantes, electores, afiliados, simpatizantes, ciudadanos, por no protestar más que por los sueldos de los políticos y no por sus capacidades.

Rajoy hará público hoy su listado de presidentes de las más altas instituciones del país. Congreso y Senado tendrán hoy cabeza visible, y sabremos a quiénes vamos a poner verdes durante los próximos cuatro años cuando salgan los típicos “reportajes de investigación” sobre las prebendas de los altos cargos públicos. Si se ganaran su sueldo, nadie abriría la boca, pero el problema es que se lo ganen.

Recuerden que si un directivo de una empresa de 55.000 trabajadores cobra lo que cobra es por algo. Los diputados y senadores tienen a su cargo un país con más de 45 millones de habitantes. Deben cobrar bien, el matiz no está en ese punto, sino en cómo los seleccionamos, y he dicho bien, “seleccionamos” porque a fin de cuentas nosotros somos los responsables, los ciudadanos.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El último, que apague la luz al salir

Hay cosas que dan un poco de tristeza. Por ejemplo, cuando vemos que personas que han ejercido durante años una autoridad pública de cierta relevancia no saben dejar el puesto con un mínimo grado de dignidad, uno se apena.

Aunque tengo mis simpatías, hay cosas que están por encima de éstas, y una de ellas es el protocolo. La gran ventaja del protocolo, a pesar de que está bastante “demodé” defenderlo, es que soluciona muchísimos más problemas de los que puede crear. Con un rey “campechano” como el que tenemos, al que le gusta burlar a su propia seguridad y saltarse la rigidez de la etiqueta para saludar al pueblo llano (oh, ¡qué majo!), es lógico que este país de tiralevitas y aspirantes a cortesanos haga público escarnio de las normas de cortesía institucional que vienen a ser el protocolo.

Sin embargo, les garantizo que si existen esas normas y se acatan en los sitios serios, es por la sencilla razón que ya expuse: es una fuente de soluciones y no de problemas. Ya sé que es incómodo ponerse a buscar en un libro si la bandera de Galicia va a la derecha de la de España o a la izquierda, o si el Obispo entra antes que el Director General de Montes, por poner un ejemplo, pero el hecho de que existan unas normas básicas, lógicas, estrictas y cerradas hace que el señor Obispo no se mosquee si le pasan al Director General de Montes por las narices, o que si se cabrea al menos le podamos dar una explicación más o menos razonable.

Hay veces en que no es necesario el protocolo para solventar situaciones que el más sencillo sentido común nos puede ayudar a resolver, y otras en que las normas de etiqueta se soslayan intencionadamente para dejar mal al adversario político, a pesar de que para la gente más bien educada quien queda mal es quien hace la jugada. Recientemente tuvimos un ejemplo de cómo no se hacen las cosas.

Constitución

Hubo la tradicional recepción de la subdelegación del Gobierno, con motivo del día de la Constitución. Todos los años se celebra este acto y se invita a todos los cargos, representantes públicos y sociales (y el típico “croqueta” que siempre se cuela) lo que hace que sea especialmente importante prestar atención a quién se pone dónde. Pues bien, ¿saben dónde pusieron a los Diputados y Senadores?: entre el público. Lo pueden ustedes ver en las fotos que publicaba la prensa al día siguiente. Increíble.

Por mucho que se quiera retorcer la cosa, en un acto en la subdelegación del Gobierno, que es una parte de la Administración General del Estado, lo lógico es que las máximas autoridades sean los más altos representantes de éste. Como en la sala no había ministros, presidentes del Gobierno o similares, lo más alto del escalafón eran precisamente los Diputados nacionales. Se les dejó a un lado.

¿Quién estaba en la presidencia? El subdelegado del Gobierno (hasta ahí bien, era el anfitrión), el Alcalde de Lugo y el Presidente de la Diputación. Lo primero que sorprende es que el ViceAlcalde Bao y el VicePresidente de la Diputación del BNG hayan permitido a sus socios/camaradas acudir a este acto de la represión española sobre Galicia. Los del BNG nunca van, porque creo que consideran que la Constitución no va con ellos aunque sea la fuente de nuestro sistema autonómico, del que por otra parte viven, y bastante bien.

Pero sorprende más que una autoridad municipal y otra provincial se sitúen por encima de las nacionales en un acto del Estado. Bueno, no sorprende, más bien era previsible viendo el panorama político. Al no venir el señor José Blanco, tal vez porque el subdelegado tendría que dar parte a la Policía Nacional (para escoltarlo, no para detenerlo, no me entiendan mal), los únicos diputados serían los del PP y claro, no les vamos a dar ese honor.

Que en el Telediario de hoy veamos a José Bono acompañado de Zapatero y Rajoy es una lección de clase y buen gusto. Lo de la subdelegación, un ejemplo de pataleta, berrinche y una forma más bien poco elegante de retirarse a los cuarteles de invierno.

Pues nada, el último que apague la luz al salir, que ya vendrán otros a barrer, levantar alfombras y abrir las ventanas. Esperemos que traigan un libro de Protocolo y que lo usen. Buena falta hace.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Guerra al castellano

Esta semana me está saliendo monográfica sobre el reparto de poder en el Ayuntamiento de Lugo, pero es que la actualidad manda y uno es esclavo de la noticia. La de hoy me indigna especialmente, qué quieren que les diga.

Vayamos por partes. Empecemos aclarando que, hasta donde yo sé, en Galicia no había demasiados problemas lingüísticos hasta la llegada de los bipartitos, que la liaron parda principalmente por el tema de la imposición del gallego allá donde llegaban los tentáculos de la administración, que vienen a ser todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.

Por otro lado, hay que destacar que la Constitución establece una diferencia entre el castellano, lengua común de los españoles y que todos tenemos el derecho y el deber de conocer, y las lenguas cooficiales, que tenemos el derecho de utilizar. Es decir, que el castellano es obligatorio pero el gallego no según nuestra Ley fundamental. Los estatutos de autonomía se encargaron de intentar matizar esto y recogieron la obligación de los poderes públicos de promocionar la lengua de cada rincón de España.

A partir de un principio tan simple se deduce que donde exista lengua cooficial, como es el caso de Galicia, es tarea de la administración de ese territorio (entendiendo tanto a la autonómica como a las locales) la defensa y promoción del idioma propio de su tierra. Sin embargo, esa promoción no puede suponer una discriminación contra los castellanoparlantes, ya que, recordemos, que tenemos el derecho de utilizar el castellano.

Todo este rollo es para aclarar jurídicamente la barbaridad que ha vuelto a suceder en el Ayuntamiento de Lugo. Ahora que PSOE y BNG se han repartido la tarta del poder local, ya que el autonómico y el nacional van a tardar tiempo en poderlo aprovechar, Orozco ha cedido hasta límites insospechados y ha permitido que la concejalía de Cultura y Turismo ahora lleve el apellido de “e promoción da lingua”. Quien pretendió siempre ser el Paco Vázquez lucense, ha preferido rendirse a la conveniencia que mantener sus ideales, cosa que Vázquez jamás habría hecho al menos respecto al nacionalismo.

Esta concejalía es la responsable de organizar el certamen de narración corta “Ánxel Fole”. Este premio, hasta la edición del año pasado, era, como podrán deducir, para relatos cortos escritos en gallego o castellano. Había dos categorías, una para cada idioma, con sus respectivos primer y segundo premios de 1.000 € y 500 €. Total del presupuesto del certamen: 3.000 €.

2010

2011 Este año las cosas han cambiado. Ha llegado el BNG y se ha cargado lo del castellano, que parece que les estorba. Eso sí, la medida no supone un ahorro de costes, ya que el presupuesto sigue siendo de 3.000  € pero que ahora se destinan a tres premios de 1.500, 1.000 y 500 euros.

Es decir, que no se trata de racionalizar ni de reducir, ni de economizar, se trata de pelear, de luchar contra el castellano. La mal entendida rivalidad entre ambas lenguas, que sólo ven quienes, acomplejados, buscan una enemistad entre gallego y castellano, hace que tomen medidas tan absurdas como contraproducentes. ¿De verdad creen que esto es promocionar el gallego? Bueno, a lo mejor lo que quieren es promocionar a algún colega que escribe relatos cortos y que siempre quedaba de tercero.

Ánxel Fole escribió tanto en gallego como en castellano, con naturalidad, sin ataduras ni antipatías. No creo que le gustara este cambio porque los verdaderos intelectuales, los librepensadores que no se cierran en banda a la diversidad, sólo son enemigos de la dictadura del poder sobre el individuo. Aunque sea por una causa que ellos consideran noble.

Señor Orozco, debería usted poner orden en el Gobierno que dice presidir o directamente dejar la Alcaldía al Bloque, que parece que es el que manda.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El PSOE tenía razón

Ya ven que a mi no me duelen prendas para dar la razón a quien sea cuando creo que la tiene. En este caso, el titular de mi reconocimiento es el PSOE de Lugo, concretamente el señor Orozco y su ex-concejala de cultura Concepción Burgo. ¿Cuál es el hecho causante de mi homenaje a su preclara sabiduría? Pues su desconfianza hacia el cariño que los lucenses tenemos por nuestra Muralla. Me fastidia admitirlo, pero tenían razón.

Muralla No sé si recuerdan un artículo que escribí hace unos meses que se llamaba “Otra oportunidad perdida para Lugo”. La cosa, resumidamente, venía a hablar de un abrazo simbólico que se organizó en Santiago de Compostela a su Catedral con motivo del 800 aniversario del edificio. Esa iniciativa salió en todos los medios de comunicación nacionales y tuvo una repercusión tremenda. La misma iniciativa, la de abrazar el monumento, la había propuesto Joaquín García Díez para conmemorar el 10º aniversario de la declaración de nuestra Muralla como Patrimonio de la Humanidad y Orozco y su concejala de Cultura de entonces se opusieron argumentando que saldría muy caro y que además sería difícil conseguir rodear la muralla completa.

Pues tenían razón en todo. Ayer se hizo una cosa parecida, una mala imitación de la idea propuesta por García Díez, bajo el título de “acórdate da Muralla”. La cosa fue rodear la Muralla de gente sujetando una cuerda (?) y según la organización, que ya sabemos que habitualmente suele inflar las cifras, hubo unas 2.000 personas.

Tenían razón en decir que sería carísimo, ya que pusieron una pequeña carpa en cada una de las 10 puertas de la Muralla, contrataron actuaciones, fuegos artificiales, repartieron castañas… Así claro que sale caro, me gustaría saber cuánto ha costado esta... iniciativa. También tenían razón en decir que no llenarían, ya que 2.000 personas por mucho que se esponjen, no cubren el perímetro de la Muralla.

El acto, organizado por el socio mayoritario del Gobierno de Lugo (es decir, el BNG, que con dos concejales manda más que cualquier otro grupo) ha costado una pequeña fortuna y no ha tenido una gran repercusión. Probablemente porque carecía de la elegancia, la sencillez y el espíritu que sí tenía la idea del abrazo. Un sencillo abrazo, sin gaitas ni cuerdas, creo que es mucho más atractivo, simbólico y llamativo que tanta fanfarria que han montado para atar la Muralla. Porque ahí hay una de las claves: siempre es más bonito abrazar que atar, que parece que quieren que no se les escape una piedra.

Algunos representantes políticos de esta ciudad son unos auténticos desagradecidos. En lugar de llevar a cabo una idea con la que incluso el BNG se mostró favorable (votó a favor cuando García Díez la propuso) e invitar al proponente, que sería un detalle, lo que hacen es disfrazarla lo bastante como para no tener que pagar royalties y venderla como propia.

El aniversario de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad tendría que ser un acto de conciliación, de acercamiento y de generosidad. No lo es, es una más de las guerras absurdas que por una foto y un titular se arman en nuestro Lugo a costa de nuestro presupuestos, nuestra energía y, lo que es peor, nuestra alma como ciudad.