miércoles, 18 de enero de 2012

Turismo lucense

Toca hoy hablar sobre turismo, siguiendo un poco la estela del artículo de ayer. Hoy tenemos más datos, y de ahí la insistencia. Verán, los carteles que han instalado en las calles de Lugo, que son 30 exactamente, ya tienen precio. Han costado 75.000 euros, es decir, casi doce millones y medio de pesetas. Yo sigo pasando todo a pesetas, y me veo con 80 años haciendo lo mismo, como los mayores de hace años que traducían las cosas a reales. Es que si no lo paso a pesetas no me creo que hayan metido esa pasta en carteles.

muralla Nadie podrá poner en duda mi firme defensa del turismo como sector económico clave en que Lugo tiene mucho que rascar. Sin embargo, como en cualquier otro sector, incluidas las sacrosantas Sanidad y Educación, también se puede criticar el despilfarro en turismo sin que se tenga que entender que uno ataca el fin último de la iniciativa. Es lo que pasa aquí.

2.500 euros por un cartelón son muchos euros, y la suma total de 75.000 es para dejar a uno en el sitio. Les voy a poner algún ejemplo, que la comparación siempre es la madre de la racionalización. La Diputación de León ha renovado la señalización turística de toda la provincia por 30.000 euros; el Ayuntamiento de Pamplona va a restaurar todas sus señales turísticas, en torno a 170, por 25.000 euros; el Ayuntamiento de Ondara, en la Comunidad de Valencia, instalará señales turísticas, iluminadas y con audioguía para descargarse al móvil, por un importe de 23.426 euros…

Señal Pamplona Es cierto que hay otras actuaciones de señalización que han costado muchísimo más dinero, pero el despilfarro ajeno no justifica el propio. Los ejemplos puestos certifican que las cosas se pueden hacer por menos cuartos. Además habría que ver las actuaciones que se han hecho en cada sitio. Les voy a poner otros ejemplos concretos y asimilables al de Lugo: la diputación de Jaén ha colocado un total de 28 señales y un monolito (vamos, casi las 30 señales de Lugo, que yo creo que podemos equiparar porque el monolito bien vale por dos señales) por un coste total de poco más de 36.000 euros. Se incluyen 17 paneles para carreteras, 11 en espacios urbanos y el famoso monolito vertical. Otro ejemplo similar, el del Ayuntamiento de Almería, que pondrá por 15.000 euros 13 paneles similares a los de Lugo (acero galvanizado, placa de metacrilato protectora y, algo que no tienen los paneles de Lugo, luz para que por la noche se vean).

Volvemos a lo de siempre: no todo gasto en un sector clave está bien hecho. Gastar por gastar no es razonable, y si los paneles informativos que nos han costado 75.000 euros se podrían haber hecho por 30.000 por poner un ejemplo, los otros 45.000 euros se podrían haber metido en inundar las provincias vecinas de carteles y folletos de Lugo para intentar que se pasen por aquí un fin de semana, o en echar una mano a los comedores económicos que están más que desbordados, por poner un ejemplo demagógico.

Es sorprendente que el señor Orozco esté dispuesto a pagar esa pasta en cartelones y después afirme que están haciendo una política de austeridad. ¿De veras creen que tener a una señora disfrazada de Isabel II para que quien sepa utilizar los códigos qr vea un vídeo de 40 segundos nos va a traer turistas? Y aunque sea así, ¿no creen que hay en Lugo grupos de teatro suficientes que podrían colaborar desinteresadamente en esa iniciativa sin tener que gastar un pastizal en caralladas?

En fin, ya sabemos la práctica de nuestro amigo Orozco: la huida hacia adelante. Visitas teatralizadas, cobramos por entrar en los museos municipales (cuatro salitas que nada pueden hacer contra la gratuidad del Museo Provincial), y hacemos campañas que no se sabe muy bien por qué cuestan lo que cuestan. El resultado: el turismo en Lugo desciende un 2% cuando en el 2011 en España aumentó un 8 y pico por ciento y en Galicia un 7% aproximadamente. Habrá que preguntarse qué se hace mal. Probablemente sea el enfoque.

Lugo tuvo un auge turístico impresionante a finales de los años 90. La peatonalización y una inteligente, modesta y bien proporcionada campaña turística encabezada por el entonces alcalde Joaquín García Díez, basó nuestra proyección pública en tres puntos clave: la mejora de la ciudad antes de nada, la promoción de la entonces desconocidísima Muralla Romana de Lugo (que culminaría con su declaración como Patrimonio de la Humanidad gracias a la labor de mucha gente, entre los que destacó Manuel Fraga) y la vinculación de la ciudad con la Casa Real a través de la Duquesa de Lugo. Lo primero siguió adelante, lo segundo se estancó al llegar Orozco a la alcaldía.

Lo bueno de la Casa Real es que no cuesta un duro, al menos al Ayuntamiento de Lugo, conseguir su implicación en la ciudad. Y encima tenemos la suerte de que a Urdangarín le dieron el ducado de Palma, así que libramos del presunto choriceo. La infanta Elena se habrá divorciado, pero al menos que se sepa no han metido mano a la caja, así que podemos seguir orgullosos de su ducado de Lugo y, porqué no, utilizándolo a nuestro favor… claro que ahora a lo mejor Orozco no tendría permiso del BNG para hacerlo.

1 comentario:

  1. Que venga Urdangarín y verás como sube el turismo...

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