jueves, 2 de febrero de 2012

Vigo ama A Coruña, A Coruña ama Vigo

Viene en La Voz de Galicia de hoy que se ha creado una campaña titulada “Vigo ama A Coruña, A Coruña ama Vigo”. La idea es intentar superar la eterna rivalidad entre ambas ciudades e intentar captar un turismo interno que normalmente intenta escapar de ese eje. Los de Vigo tienden más a irse a Oporto y los de Coruña a cualquier sitio que no sea Vigo.

Es una gran idea, sinceramente, aunque creo que habría que hacer más campañas del estilo para intentar olvidar actitudes paletas, de las que me confieso culpable, entre A Coruña y Lugo, A Coruña y Santiago, A Coruña y Santander (esta última sólo por parte de madre)… No voy a caer en clichés, me niego, pero sí es cierto que generalizando, que es una forma de mentir como cualquier otra, hay una antipatía natural entre A Coruña y el resto del planeta, quizás por un mal entendido orgullo de lo propio que se ha traslucido a otras localidades como desprecio a lo ajeno. Puede que sea una cuestión de percepción y no de fondo. Es muy complicado defender lo de uno respetando lo de los demás, sobre todo en las formas. Las comparaciones son odiosas y se hacen más odiosas aún cuando el razonamiento empieza diciendo “pues en mi casa…”.

En Lugo curiosamente el fenómeno es el contrario. Ponemos un pie fuera de la ciudad y nos falta tiempo para poner pingando lo nuestro. Esa especie de auto-inmolación que se practica desde esta tierra se debe a un complejo que nos empezamos a quitar de encima en los años 90, cuando Joaquín García Díez peatonalizó el centro de la ciudad y parecía que esto empezaba a ser otra cosa. Se oía mucho lo de “esto no parece Lugo”, lo cual era sangrante pero popular. Ahora, con las nuevas obras de destrozo del casco histórico encabezadas por la reforma de San Marcos la gente aún está despistada y no sabe muy bien qué decir, salvo que la plaza es fea. Eso sí, criticamos nosotros a nuestra ciudad, pero a los de fuera que ni se les ocurra. Es como cuando tienes un familiar al que todos ponen verde pero que si abre la boca un amigo le dices lo de “oye, cuidadito que es mi primo” (que nadie se ofenda, es un decir).

La campaña, insisto, de acercamiento entre Vigo y A Coruña es muy buena. Coge el toro por los cuernos y no se anda con medias tintas, y precisamente en este momento, en que estamos más que hartos de lo políticamente correcto y de lo neo-políticamente correcto, es hora de que se enfrenten los problemas y no se les eche tierra encima. Han sido los hosteleros, que buscan que fluya el turismo interior de fin de semana entre ambas ciudades. Y lo han hecho bien. Aunque no funcione, al menos es un granito de arena en hablar de lo que no se habla nunca.

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