jueves, 3 de mayo de 2012

Casandra, Churchill y Jaime Castiñeira

Casandra A Jaime Castiñeira le está tocando hacer un difícil papel, el de Casandra. Para quienes no sigan de cerca el culebrón de la mitología griega (que por cierto, daría para una buena serie de televisión porque ahí hay de todo, desde incesto hasta poderes mágicos, lo que garantiza el éxito de público) les diré que Casandra era una figura de la mitología troyana que tenía el don de la profecía, obtenido tras un polvete con el dios griego de turno, pero que tras rechazar los amoríos del mismo se convirtió en maldición, ya que éste le añadió, sin gastos a su cargo, que aunque adivinara el futuro nadie le creería.

Churchill Otros grandes personajes históricos compartieron idénticas dotes de adivinación, que además de un don son una maldición en ocasiones. Churchill se pasó años advirtiendo a los ingleses sobre el peligro que suponía Herr Hitler mientras que sus compatriotas lo tachaban de belicista. El bueno de Neville Chamberlain, primer ministro británico de la época, ha quedado como el paradigma histórico del tontaina confiado cuya buena voluntad, que nadie pone en duda, llevó al mundo al borde del abismo.

2009-07jul-16 - Jardines Paradai - Tren - Jaime (1)El problema del cuento de Pedro y el lobo es que a veces no es que no venga el bicho, es que los del pueblo prefieren creer que no viene porque están más cómodos calentitos en sus casas frente a la chimenea que saliendo bajo la lluvia con palos y horquillas para cargarse al pobre animal. ¿Qué pasaría si viniera el lobo a la primera pero nadie se enfrentara a esa difícil realidad?

Aquí estamos viviendo algo parecido con el Garañón. Tenemos cuatro actores principales en esta divina comedia. Por una parte está el constructor, que, como es normal, defiende sus propios intereses y negoció con nuestro bienamado alcalde Orozco un jugoso convenio por el que si por lo que sea no se consigue la licencia de las torres cobrará una indemnización millonaria a cambio de nada. Por otra, está Orozco, que mientras jura por los santos evangelios en los que dice no creer, que lucha por el bien de los lucenses no hace más que intentar por todos los medios legalizar la construcción de las torres porque sabe que la alternativa es tan dura que Lugo no se la perdonaría jamás. Nuestro tercer protagonista en la historia es el poder judicial, que ha puesto en tela de juicio todos los documentos relacionados con el Garañón salvo el Plan General, mira tú qué casualidad, y que acusa a Orozco de presuntas irregularidades y de perseguir intereses particulares opuestos a los de la ciudad de Lugo.

Jaime Castiñeira Pero es el cuarto actor en el que me voy a centrar hoy. Nuestra particular Casandra, una de las personas que más ha luchado contra ese adefesio desde el principio y quien alertó con argumentos legales y no con pataletas de la barbaridad que se estaba fraguando. Jaime Castiñeira lleva al menos 7 u 8 años avisando de la que se nos venía encima. Denunció la firma de ese convenio que sólo beneficia al promotor (y quién sabe si a alguien más de forma poco transparente), puso sobre la mesa el monstruoso proyecto antes que nadie, y corrigió el intento de Orozco de legalizar las torres en el nuevo Plan General. Cada una de estas actuaciones fue criticada y atacada por el Alcalde, aunque al final se demostró que Jaime siempre tuvo razón.

Ahora nos advierte nuevamente. El Ayuntamiento acaba de pedir un informe a Cultura para ver si cuela y se autorizan las torres. Si el informe es positivo, tendremos ese mamotreto ahí “sine die”, y si es negativo en virtud del acuerdo que firmó Orozco habrá que pagarle una barbaridad de millones al promotor como indemnización por no poder edificar. En cualquier caso Lugo pierde sí o sí.

Lo único que nos falta ahora es saber cuándo los lucenses se darán cuenta de hasta qué punto nos han embarcado en este tema. A nadie le gusta que le abran los ojos a una realidad desagradable. A los ingleses no les gustaban los pronósticos de Churchill, y a los españoles nos fastidiaba el señor Abadía cuando anunció la venida de la crisis. Pero tenían razón. Y Jaime Castiñeira, por desgracia, también.

1 comentario:

  1. EL amigo del pueblo3 de mayo de 2012, 10:34

    Pues no, no pasó nada entre Apolo y Casandra; por eso el dios le escupió en la boca para que nadie creyese sus premoniciones. Previamente, el dios le había concedido ese don a cambio de lo que nunca ocurrió y a lo que ella se negó.Las cosas en su sitio, como las actuaciones políticas "en pro de la ciudadanía" que deberían tipificarse, en el Código Penal.

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