lunes, 20 de agosto de 2012

Educación electrónica

Siempre he pensado que la universidad ha de ser elitista, pero no me refiero a que se reserve a una élite económica sino intelectual. Debería haber un baremo que tuviera en cuenta exclusivamente las notas previas para poder acceder a una titulación. Incluso, si las cosas fueran razonables, no se deberían puntuar igual todas las asignaturas del curriculum del estudiante de turno, ya que si vas a hacer Ciencias de Mar tiene una importancia relativa que aprobaras raspadita Historia del Arte. Debería exigirse el aprobado en las asignaturas que no tienen relación con tus estudios (aprobar es lo mínimo) y puntuarse más, para el acceso, las materias que se pueden vincular a tus estudios futuros.

La Universidad tendría entonces que restringir las plazas. No tiene mucho sentido sacar 2.000 licenciados en una profesión que necesita 100, por ejemplo. Ahí es donde entraría la función reguladora del Estado de decidir, con un procedimiento que podría incluir a los profesionales en activo (sin darles el monopolio de la decisión, que a ver si van a cerrar el grifo para evitarse una futura competencia) o incluso algún tipo de consejo general de universidades, eso se podría estudiar.

Una vez aceptado un alumno en una Facultad por sus notas e intereses personales, se debería proceder a evaluar sus recursos económicos. Si la persona no tiene “posibles”, se entraría a darles facilidades en forma de reducciones de precios universitarios, concesión de plazas en colegios mayores públicos, y concesión de becas. Esto hay que hacerlo con cuidado, porque cuando yo estaba en Santiago estudiando tenía compañeros que recibían plazas gratuitas en los colegios mayores públicos y luego iban por ahí en un Golf (el coche de los pijos de la época, y les hablo de cuando los estudiantes íbamos en bus o el coche de San Fernando).

Cuando estás estudiando lees más fotocopias que otra cosa. No es que se pirateasen libros de texto, que también, es que los propios profesores te daban material en fotocopias como para parar un tren. Artículos, capítulos de libros, prácticas...

Una vez terminé la carrera juré no volver a leer nada en fotocopias, y entonces me metí a opositar, así que si no quieres caldo, dos tazas. Cuando aprobé la oposición creí que podría cumplir mi antigua promesa y se me ocurrió la idea de matricularme en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, la UNED. Más de lo mismo pero más lioso.

Teóricamente, esta institución debería ser una fórmula para facilitar el acceso a estudios universitarios a personas que no disponen de tiempo para acudir a la formación reglada tradicional o que no tienen una Facultad en su ciudad. Sin embargo, hay cosas que te ponen trabas a la hora de sacar un título en la UNED. La mayor de todas es el coste, lo que empeorará con la subida de tasas universitarias.

Pero lo más complicado de la UNED es el acceso al material de estudio. Tienen montado un negocio redondo en que los que cubren la demanda son los que la crean. La UNED tiene su propia editorial, con unos precios que le ronca los motores, y cada año o cada dos cambian todos los libros (no sea que aproveches el del año anterior o lo compres a alguien que aprobase la asignatura). De esa forma, y al no haber clases en el sentido tradicional y apuntes de la asignatura, te clavan una fortuna año tras año en libros que ellos mismos escriben, maquetan e imprimen.

Como negocio no lo discuto, es un chollo para ellos, pero ¿es lógico que funcione así una Universidad que se dice que quiere dar facilidades? Hoy día, ya que el ordenador es una herramienta absolutamente necesaria en la UNED, ¿tan complicado sería poner en PDF los temarios de cada asignatura?. No me vengan con los costes porque un archivo informático no tiene costes. Otra cosa es su redacción, pero creo que no pasa nada si al profesorado de toda España se le incluye entre sus obligaciones la de redactar los textos, cosa que por otra parte ya hacen pero cobrándolos a mayores.

Quien dice esto para la UNED lo dice para el resto de las instituciones educativas. ¿Por qué el Ministerio de Educación no cuelga en una página web los textos oficiales de las asignaturas regladas de todo el sistema educativo? Vale, haces la pascua a librerías y editoriales, eso no se lo voy a negar, pero ellas mismas pusieron el árbol y la cuerda para ahorcarse el día que, para intentar ahorrar costes de imprenta, se les ocurrió meterse a sacar ebooks, que ya hemos comentado aquí alguna vez que en mi opinión serán el principio del fin de la industria literaria como la conocemos.

El Estado debe proteger al sector de las editoriales, pero más aún a las miles de familias de este país que verían un alivio considerable en sus cuentas si pudieran comprar un ebook (que cuesta 100 euros si te vas a uno bueno) y a partir de ese momento no tuvieran costes de material didáctico (libros, “fichas”, y ese tipo de materiales). 100 euros para toda la vida escolar es un chollo.

Yo les hablaba de la UNED porque es lo que me toca, pero francamente, el modelo es perfectamente exportable a muchísimas más cosas. Sólo es cuestión de ponerse a ello.

Y luego ser elitista, pero con las notas, no con los recursos económicos de cada uno.

1 comentario:

  1. Absolutamente de acuerdo, amigo. Pero todavía nos queda un cáncer mas en el sistema educativo de este nuestro país (paráfrasis al Sr. Cuesta). Me pregunto -porque he perdido la cuenta-, cuántas veces se ha modificado el sistema educativo español durante los últimos 40 años. Y siempre para peor bajo mi humildísima opinión. La tendencia es a ir hacia un sistema de estilo estadounidense; de sus universidades salen los mejores especialistas del mundo en hacer roscas de tornillo del siete o en rizar hilos de tungsteno para bombillas y luego no saben poner a España en un mapa (por ejemplo). Parece que el fin último de la educación consiste en que se adquieran muchos conocimientos específicos en detrimento de una cultura multidisciplinar que sirva de base a todo lo demás. Así nos va.

    ResponderEliminar

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.