martes, 16 de julio de 2013

Pensé que sería peor

Si les soy sincero pensé que iba a ser peor. Me imaginaba que Bárcenas pondría sobre la mesa del juez un montón de “recibí” firmados por Rajoy de jugosas comisiones que luego éste no declararía a Hacienda, con lo que, sea cual sea la procedencia del dinero, se convertiría en negro por no pagar sus correspondientes impuestos. Pero no ha sido así. Bárcenas sólo ha hablado, una vez más, y contado una nueva versión de la historia que cada día modifica para, cual Dorribo, poner en marcha el ventilador y salpicar mierda, por ahora imaginaria.

También pensé que los SMS serían mucho más acusatorios para Rajoy, y que a lo mejor en alguno pondría cosas del estilo de “Luis, el sobre que me diste ayer venía con dos billetes menos de lo que me dijiste”, o al menos alguna mínima referencia a algo que pudiera ser delictivo o simplemente oscuro. Tampoco fue así.

Recuerden que cuando se mandaban los mensajitos del móvil Bárcenas aseguraba que las hojas publicadas por El País eran absolutamente falsas, no reconocía que la letra fuera la suya, negaba tener cuenta alguna en Suiza y hablaba de que era todo un montaje. En esa situación, y suponiendo cierto grado de confianza de Rajoy en su tesorero, tiene lógica que el presidente le enviara mensajes (bastante breves por otra parte) de ánimo y de fortaleza.

Pero ahora Bárcenas cambia el guion, y curiosamente quienes no le creían cuando decía que los papeles no eran suyos y que todo era limpio e inmaculado ahora le dan categoría de dogma de fe a todo cuanto sale por su boca. Quizás porque les interesa, o simplemente les gusta más el morbo de ver caer a los poderosos.

Ayer Rajoy salió a la palestra y dijo lo que tenía que decir si es inocente: que los famosos mensajes sólo demuestran que no cedió al chantaje (de hecho Bárcenas está en la cárcel) y que va a seguir trabajando en lo suyo, que a día de hoy es ser Presidente del Gobierno.

Si es verdad eso de que cada uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios, Rajoy es uno de los hombres más ricos en silencios. Administra los tiempos con una tranquilidad asombrosa y tiene una sangre fría a la que en España estamos muy poco acostumbrados. Somos más de “garrotazo y tente tieso”, de salir en caliente a decir lo primero que se nos pasa por la cabeza, y así nos va.

A día de hoy sólo tenemos la palabra de un mentiroso (si ha cambiado de versión varias veces es que alguna no es cierta, como es evidente) contra la del Presidente del Gobierno. Yo tengo muy claro en quién depositar mi fe, salvo prueba en contrario, que por ahora no se ha aportado.

Supongo que muchas personas me podrán acusar de partidismo. Podrían tener razón, si no fuera porque sustituyendo “Bárcenas” por “Dorribo” y “Rajoy” por “Orozco”, todo lo dicho antes lo he sostenido en el caso que ha llevado a nuestro Alcalde a estar en el punto de mira.

Es lo bueno de tener principios, que cuando te convienen también los puedes usar, no sólo están para que te den en la cabeza con ellos cuando te vienen mal. No se trata de un tema político, sino mucho más profundo, es un tema social, moral e incluso filosófico. O creemos en la presunción de inocencia y en un auténtico Estado de Derecho o no creemos. No hay más opciones. No existe el “sólo si me conviene”.

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