martes, 13 de agosto de 2013

Taxi gratis al turismo

Si yo fuera taxista llevaría al Ayuntamiento al juzgado por competencia desleal. Resulta que después de poner el MIHL en casa de Cristo, para intentar desesperadamente que los turistas lo rellenen ante la poca afluencia de lucenses, no se le ocurre otra cosa a nuestro Ayuntamiento que poner un taxi gratuito a los visitantes para llevarlos cómodamente en el cochecito leré. Con chófer. Con un par.

También anuncian con el gracejo que les caracteriza que el coche se podrá usar también para llevar a los turistas al puente del Miño, al paseo del Rato o al de Ombreiro. Al catamarán de la Diputación no, que ya no funciona.

Me pregunto si colará decir que soy turista para que me lleven “de gratis” aún siendo lucense, o me recojan después de dar un paseo hasta donde me apetezca, porque veo que a los de fuera sí. Y los taxistas, que se fastidien, que para eso son caros y la izquierda está contra la empresa privada.

En las ciudades normales lo que se hace es un folleto informando a los foráneos de las líneas de autobús más convenientes a sus visitas. Un urbano que les deje, por ejemplo, en la avenida Infanta Elena, o en el parque de la Milagrosa les valdría perfectamente para ir al MIHL. Lo mismo con las líneas de autobús que bajan al puente Romano o a la Universidad para el paseo del Parque del Miño y así podríamos seguir.

A veces parece que para ser más originales que nadie lo que se hacen son estupideces y crear un servicio de taxi para los turistas en mi opinión entra de lleno en esta categoría, en la que las visitas guiadas al cementerio, o el gasto de 300.000 euros (sí, 50 millones de pesetas) en tres ventanas arqueológicas que parecen por temporadas sendos jardines botánicos, ya nos tenían colocados.

Lugo es una ciudad que gusta a los turistas, pero no por esas tonterías. Gusta por la Muralla, por la Catedral, y por algunas cosas más. No he visto ni un solo visitante que alabe las paridas que se les ocurren a nuestros queridos gobernantes que, por ir de modernos y originales, hacen este tipo de cosas mientras dicen que no hay dinero para poner un guía en el Templo de Mitra o para arreglar las salas-museo que están cerradas.

Quizás sea la alergia a lo convencional, a lo que está demostrado que funciona, pero con un razonable servicio de autobuses como el que hay en Lugo no entiendo lo del cochecito-taxi para el turista. Será que soy así de raro.

viernes, 9 de agosto de 2013

¿Existe la seguridad absoluta?

Una vez más, asistimos a un claro ejemplo de lo que viene a ser “salir el tiro por la culata”, expresión que refleja fielmente lo que en varias ocasiones hemos comentado ya aquí. La rápida campaña de exculpación del maquinista, cosa tan incomprensible como la igualmente rápida campaña de inculpación, probablemente se vuelva contra quienes la instigaron por motivos tan asquerosos como la política con minúsculas, la que utiliza cualquier desgracia para dar palos al adversario.

Porque verán, aquí sólo puede haber dos líneas argumentales:

Línea 1, la culpabilidad del maquinista.- El tren es moderno, está revisado y las vías están en perfecto estado de revista, pero el maquinista se despista y va a más velocidad de la autorizada en ese tramo (179 kilómetros hora en un tramo marcado a 80).

Línea 2, la culpabilidad conjunta.- Además de lo anterior, hay que añadir que el sistema de seguridad instalado en ese tramo no es el más moderno sino otro convencional que no frena automáticamente.

Utilizando la línea argumental 2, algunos intentaron en un primer momento culpabilizar al gobierno de Rajoy (imaginen quién disparaba contra ellos) por esa instalación, pero hete aquí que ese cambio de AVE a convencional lo decidió el “superministro” José Blanco, el “gallego entre los gallegos”.

Es muy tentador, aunque sólo sea para dar a probar su propia medicina a algunos, seguir esa línea de argumentos y disparar contra el PSOE, pero eso rebajaría esta discusión a una riña de críos en que unos y otros demostrarían poca seriedad. Blanco ya quedó bastante escarmentado sobre la presunción de inocencia como para que ahora le vayamos con otra lección. Al menos él, hasta donde yo sé, ha tenido la decencia (o la buena memoria) de callarse respecto a este tema.

La razón para no hacer eso, utilizar ese tipo de argumentos, es que me revuelve el estómago la gentuza que utiliza esta desgracia para hacer política, y que subidos al podio de "la verdad" promulgan que ellos saben quién es el responsable y que son una mejor alternativa. Es asqueroso.


Volvamos a la senda del debate serio y hagamos una analogía para explicar qué línea argumental parece más lógica. Imaginen que un autobús no tiene frenos ABS. El conductor, que circula a 120 por una zona de 50, se despista y se sale de la carretera llevándose por delante a un indeterminado número de pasajeros. Supongo que ahí nadie dudaría de la culpabilidad del conductor, ya que es el responsable de saber qué autobús conduce, por dónde lo conduce y en qué condiciones.

Pues aquí, en mi opinión, sucede lo mismo. Si el maquinista sabe que su tren no lleva el sistema ese de marras, deberá extremar la precaución, parece lo lógico, y en cualquier caso no superar el doble de la velocidad permitida en el tramo.

¿Dónde está la diferencia? Que los autobuses son privados, y no se puede culpabilizar al gobierno de las desgracias que pasen en ellos, mientras que en el tren es más sencillo cargar contra el Ministerio para ver si se arañan unos votos. Repugnante.

La decisión que tomó en su día el Ministerio de Fomento de José Blanco estaba avalada por los técnicos y, aunque esa expresión sirve para ocultar cualquier pecado o disfrazar una opinión de objetiva, tenemos que dar por sentado que no lo hicieron a mala leche.

Las normas no siempre son suficientes, es obvio. Cuando pasa algo así, cosas que antes aparentaban ser seguras se revelan como inseguras. Por ejemplo, cuando se hundió el Titanic se cambiaron las normas de navegación para aumentar la seguridad de los barcos porque el malogrado mastodonte cumplía las normas vigentes en el momento de su botadura.

Ahora Fomento va a tomar un montón de medidas, imagino, para evitar que esto vuelva a suceder. Bienvenidas sean, pero les tengo que dar una mala noticia: los accidentes ocurren y es imposible garantizar que dejen de existir, por eso se llaman accidentes.

Obviamente que nadie interprete esto como una justificación de relajar las normas, sino todo lo contrario. Ser conscientes de nuestra fragilidad y de la posibilidad de errar ha de hacernos ser más exigentes a la hora de prevenir. No se trata de "pues hala, que no se haga nada que total nos vamos a matar igual", no, no igual, pero sí hay que ser conscientes de que siempre es posible que falle algo.

El hombre ha lanzado naves al espacio que están llegando a los confines del sistema solar, pero incluso nuestros más modernos inventos, los transbordadores espaciales, han explotado. Nunca se podrá garantizar la absoluta seguridad de nada, porque somos humanos, porque aunque no haya errores personales siempre puede haber una circunstancia fortuita, un fallo técnico o un imprevisto. Es el tributo de la condición humana. Somos mortales e imperfectos, y como tales estamos sujetos a la imperfección de los demás. Es lo que hay.

jueves, 8 de agosto de 2013

La responsabilidad de Carmen Basadre

Como a estas alturas ya de dominio público, y hasta ha salido en la prensa, creo que no pasará nada porque les diga que el trabajador de un centro social de Lugo que accidentalmente se pegó un tiro en una pierna es hijo de la concejala Carmen Basadre. Ha sido salir la noticia y empezar a escucharse voces exigiendo la dimisión de la edil por el suceso, ya que por lo visto el arma es ilegal (una pistola de fogueo o algo así, adaptada para disparar de verdad) y encima el chico no tiene permiso de armas, con lo que es difícil que el asunto se ponga peor, aunque nunca se sabe.

Una vez más, se piden dimisiones por algo sobre lo que la dimisionaria no tiene nada que ver. Si el hijo de Carmen Basadre hace algo malo (o bueno) es cosa del hijo de Carmen Basadre, no de Carmen Basadre. El herido es él, pero ese dato es irrelevante: si se llega a liar a tiros y mata a cinco residentes (no es el caso) la pregunta no es si su madre ha de dimitir por ser su madre, sino qué clase de trabajadores hay en los centros sociales, sea quien sea el rapaz.

Ya, ya, ya lo sé… se me van a poner locos con lo de que se hagan controles para que alguien entre a trabajar en un centro social. Pues no estoy de acuerdo, porque ya se hace una evaluación médica (a todo trabajador público) y no está pensada para detectar psicopatías, sino para cosas más normalitas. No pretenderán que para ser administrativo venga la NASA a hacernos un test de personalidad, ¿verdad?

Se suele decir que la administración es responsable de lo que hacen todos los trabajadores de sus centros. Aunque esto es así, lo es hasta cierto punto, que no estamos en Estados Unidos: la administración claro que se ha de hacer cargo de los errores que se cometan por sus empleados, pero eso no quiere decir que si a un tío se le va la pinza y se carga a un administrado sea culpa del jefe de servicio. La administración tendrá una responsabilidad subsidiaria, pero la misma que el Carrefour si un empleado le pega un garrotazo a un cliente y se lo carga. Las cosas no son tan sencillas.

¿Acaso hay que hacer una evaluación psiquiátrica a todo trabajador? ¿O sólo a los de centros sociales porque es un lugar más “sensible”? ¿Y los de centros sanitarios? ¿Y los de educación? ¿Sólo a los que trabajen con mayores, personas con discapacidad o menores? Y si ese es el caso, y un funcionario de Hacienda se lleva por delante a unos cuantos ciudadanos ¿nos parece a todos más normal? ¿Y si es un empleado de una empresa privada? ¿Estamos defendiendo la evaluación psicológica de todos los ciudadanos de forma preventiva?

Cuando una persona comete un acto de forma unilateral e individual es el único responsable. Buscarle tres pies al gato es como intentar justificar el terrorismo aunque, como ya habíamos mencionado alguna vez, hay actos de este tipo que históricamente se consideran no sólo disculpables sino heroicos (por eso a los que ponían bombas en Francia durante la ocupación nazi se les llama “patriotas” y no “terroristas”). Y que un tío lleve una pistola al trabajo es ligeramente menos grave que cargarse a un camión lleno de gente.

La responsabilidad de cada uno es justamente eso, de cada uno. Yo jamás pediré la dimisión de Carmen Basadre por algo que no haya hecho Carmen Basadre, ni de ninguna otra persona por algo que no sea de su responsabilidad.

Una vez dicho esto, y creo que dejando más que clara mi postura, pasamos al segundo punto: Creo que es el PP el que pide una comisión de investigación sobre el tema. Les voy a dar la razón, pero no por lo de la pistola sino porque no sé si es normal que una empresa contratada desde el Ayuntamiento por una persona dé trabajo al hijo de esa persona. ¿Es una “mejora” del contrato? ¿Mejora para quién?

No quiero ser malo, así que vuelvo a la presunción de inocencia y también les digo que el hecho de que alguien sea hijo de un concejal no debería ser un obstáculo en su carrera profesional (tampoco una ayuda). Si el muchacho hace bien su trabajo y la empresa está contenta con él, o si tiene la cualificación adecuada para desempeñar ese puesto, tampoco veo inconveniente alguno en su contratación. Habría que mirar el tema de las fechas. Si lo contrataron a los quince días de ganar el concurso para llevar los centros de día concedidos por su madre habría que repasar el tema, ya me entienden. De haber dimisiones o investigaciones, que sea sobre eso.

Para una madre no debe de ser fácil enfrentarse a un hecho como éste en la esfera de lo privado, así que imaginen si encima es un cargo público y además de sufrir la herida el “Pueblo indignado” le echa sal. Insisto en que Carmen Basadre no tiene la culpa de lo que haga su hijo más allá de la educación que le haya podido dar, pero eso es también muy discutible y entra en la esfera de lo personal y no de su labor como concejala.

A ver si vamos diferenciando, que ya somos mayorcitos.

miércoles, 7 de agosto de 2013

77.000 apoyos a un pederasta

De lo que se entera uno, que ya ni te puedes fiar de los presos. ¿Se quieren creer que hay en las cárceles personas que son mala gente? No me refiero a pobres diablos que han cometido un error, sino a auténticos monstruos, asesinos, pederastas, violadores… gente que hace que uno se plantee seriamente la pena de muerte, los trabajos forzados o la castración como camino hacia la liberación.

Lo aclaro porque llevamos una buena temporada en la que parece que se ha instalado cómodamente esa visión happy happy que heredamos de tiempos no tan lejanos, en que se nos vendía la moto de que todo el mundo es bueno, incluso los pobres reclusos, y que se podía uno aliar con civilizaciones que esclavizan a su población, que permiten meter en la cárcel a una mujer por una cosa tan osada como denunciar haber sido violada, o que directamente pasan a cuchillo a personas por acostarse con otras personas que no son las apropiadas (desde la homosexualidad hasta la infidelidad o las relaciones prematrimoniales tienen ese “premio” en algunos países). Pues miren, no, también hay gente mala, incluso dentro de las prisiones. De hecho ahí abunda.


Pero, pásmate, ves que ciudadanos honrados, educados y correctos y supongo que con la mejor de las intenciones, se pasan por una página web a pedir al Rey que interceda ante el de Marruecos para que libere a medio centenar de presos, entre los que está un tío que, nacido iraquí y no se sabe muy bien cómo, se nacionalizó español ante el presunto amparo de los servicios secretos. Eso no es delito, en principio, pero sí la afición de este hombre por los niños, y sí, me refiero a una afición asquerosa, oscura, retorcida y que merece un castigo tirando a exagerado.

Eso es lo que pasa a veces cuando uno le da alegremente a firmar. En la web change.org, que yo mismo he utilizado para protestar por alguna cosa, corres el riesgo de que si no lees atentamente lo que se firma, o si simplemente el que monta el chiringuito no lo explica bien, estás avalando barbaridades de muy difícil justificación. En el caso que nos ocupa se trataba de pedir al Rey, como les contaba, su mediación para el traslado de un tío condenado por tráfico de drogas (una tontería, sólo tres toneladas de hachís escondidas entre melones) y la liberación de otros 48. Ojo, he puesto “liberación”, no “traslado a prisiones españolas”. A la calle con ellos. Entre ellos el pederasta.

Por si esto fuera poco, y en un intento bastante burdo de politizar el tema para que cuele (lo que realmente funcionó porque coló) hacen una comparativa en la web que organiza el tema (una sobre prisiones marroquíes) entre el caso de Antonio y el de Carromero, que está de plena actualidad. Sin entrar en las comparaciones, que tienen su base, no puedo dejar de fijarme en un apartado sobre las “consecuencias del delito”. El de Carromero, “homicidio imprudente” tiene aparejadas dos víctimas. El de Antonio, tráfico de drogas, no tiene, según esta web “ninguna” consecuencia. Alegría. No sé para qué se gasta pasta el Estado en perseguir a los narcotraficantes si no hay consecuencia alguna en su delito.

Ya saben lo que siempre les digo en estas cosas: vayan más allá. Ya no se trata de si han colado en la lista de indultados a un hijo de puta (perdonen pero no me sale otro calificativo) que va a Marruecos a violar niños porque son “más baratos”, se trata de que no tenemos noticia de los otros 47, pero me da la impresión de que no necesariamente son monjas misioneras detenidas por error. Hay mala gente en las cárceles.

No es que tenga una fe excesiva en los tribunales marroquíes. Tampoco tengo por qué acusarlos de nada. Directamente no tengo noticia de su labor, y aunque el continente donde están no los hace muy proclives a la confianza, supongo que eso es un argumento bastante pobre. La cuestión es que no se puede firmar una petición para que el Rey pida indultos a lo loco sin saber de qué va cada uno de los casos. Vaya usted a saber qué pide.

77.000 firmas avalaron esta campaña. No está mal. Son muchas firmas para apoyar a un pederasta, que es lo que han hecho aunque no lo hicieran conscientemente.

martes, 6 de agosto de 2013

Diversión sana

En la tarde de ayer (hace un par de horas mientras escribo esto, en realidad) se celebraron los actos festivos de Santa Marta, patrona de la hostelería, organizados por esa asociación que me resulta tan simpática, Lugo Monumental (no sé si les suena). Tendrían que haber sido el pasado 29 de julio, pero por los motivos que todos ustedes conocen se aplazaron una semana, ya que no nos parecía plan ponernos a hacer fiesta en pleno luto.

Aunque se pagó la novatada de la organización, hay que decir que las cosas salieron razonablemente bien gracias a la colaboración, la generosidad y el entusiasmo tanto de participantes como de público y patrocinadores. ¿En qué se pagó la novatada? Pues en detalles. Nos faltaron posados en las entregas de los premios y los diplomas a los ganadores, y quizás el orden de las pruebas no fue el más acertado, ya que tal vez la carrera de camareros habría que celebrarla en medio de los otros concursos. Pero bueno, no nos podemos quejar para ser la primera vez que se hace en casi veinte años.

Lo más importante es que creo que el público se entretuvo. ¿Que cómo lo sé? Fácil, porque se quedaron. Cuando una cosa es un rollo patatero la gente pasa, se para unos minutos por el aquel de la curiosidad y sigue andando. Pero si se queda hora y media en pie viendo a los profesionales de la hostelería de Lugo (porque eso es lo que eran los participantes, auténticos profesionales) preparar gin-tonics, tirando cañas o haciendo cócteles es porque realmente les gusta lo que ven. Esa es la definición de “interesante”.

Pero sin duda lo más espectacular y divertido es la carrera de camareros. Consiste, como imaginarán, en que los participantes han de hacer un recorrido (en este caso subir y bajar la Plaza de España) con una bandeja cargada. Seis cafés con leche, dos botellas de refresco y tres cañas eran el contenido de las bandejas en esta ocasión. Si les parece fácil prueben a hacerlo y hablamos.

Como es evidente a alguno se le fue al suelo toda la carga, es parte de la espectacularidad y la gracia de esta carrera. Hay que mencionar que los ganadores fueron simultáneos gracias a la caballerosidad de José Fontela, del Café del Centro, que ganaría en solitario si no fuera porque tuvo la galantería de esperar por su compañera, Adriana Domingos, para entrar al tiempo en la meta. Es uno de esos detalles que hacen que la fiesta tenga más fondo del que parece, porque, no nos engañemos, a todos nos gusta ganar.

Arrancar es complicado. A ver si el año que viene las cosas van más rodadas, pero aunque fueran como ayer tampoco hay queja.





lunes, 5 de agosto de 2013

Partidos y movimientos ciudadanos...

Hay un creciente interés por cargarse a los “partidos tradicionales” y crear “movimientos ciudadanos”. No lo veo claro porque no acabo de entender en qué se diferencia lo uno de lo otro. Me explico: un partido político es una agrupación de personas con una determinada ideología y que tienen unos cauces de elección de representantes, que luego concurren a unas elecciones y, si obtienen la confianza suficiente, gobiernan donde toque.

Los “movimientos ciudadanos”, hasta donde entiendo, son exactamente lo mismo, sólo que cambiándoles el nombre, y sin una ideología concreta ni antecedentes. Es decir, que no sabemos muy bien qué es lo que pretenden hacer salvo cargarse a los que están ahora y ponerse ellos.

En un mundo de consumismo donde la palabra “nuevo” encabeza casi cualquier anuncio que se precie, parece que lo que mola de todo esto es que los que se quieren presentar ahora son diferentes de los que hay, a ver si así. Los detergentes llevan usando esa táctica durante décadas y les va de fábula, ¿por qué no iba a funcionar en política?

Supongo que cualquiera que lea esto podrá pensar que estoy defendiendo el sistema de partidos y que soy un vendido, un aspirante a corrupto o que busco un puestecillo por ahí. Si piensa eso es que lee poco este blog, lo cual es perfectamente lícito, por otra parte. Nada más lejos. Lo que pasa es que tengo muy poca fe en los iluminados, salvadores de la patria y otras malas hierbas que suelen crecer en momentos como este.

De hecho mi ejemplo de referencia, Hitler, ganó las elecciones en un momento como el actual, en plena crisis económica de gravedad, empeorada en Alemania con una serie de problemas nacionales derivados de varios factores (uno de ellos el Tratado de Versalles y sus gravosas condiciones). El nazismo se aupó al poder gracias a un discurso que seguramente a ustedes les podría sonar actualizado: contra el capitalismo, el liberalismo, el sistema de partidos, erigiéndose en abanderados (únicos representantes reales, de hecho) del pueblo, con fuerte exhibición de la cultura “local”, populismo absoluto en sus arengas… ¿Les suena?

Verán, los partidos políticos, como concepto, no tienen nada de malo. Si se fijan el mismo Hitler y otros colegas suyos de profesión como Franco, Fidel Castro, Stalin y todos los demás dictadores del mundo tienen en común su alergia a los partidos políticos ajenos; de hecho todos los sistemas dictatoriales coinciden en que el único partido legal es el que gobierna. Sin embargo no existe ni una sola democracia en el mundo sin partidos políticos. Ninguna. Piénsenlo bien. Lo de los sistemas asamblearios no rige en ningún sitio que se llame democrático.

Otra cosa es si estoy de acuerdo con el actual sistema de partidos. Claro que no. Nuestra democracia, que ya no es tan joven como quiere aparentar, se basa en el absoluto y omnipotente dominio de los partidos sobre todos los aspectos de las administraciones, la justicia, la sanidad, la educación y, lo que es peor, la vida del ciudadano. Teniendo en cuenta que la democracia interna consagrada por la Constitución es inexistente, el esquema cae por la base. Es ahí donde hay que atacar.

Se nos habla de que unas nuevas entidades sustituyan a los partidos. Asambleas ciudadanas, iniciativas populares o como les quieran llamar. Pero, ¿qué nos garantiza que serán diferentes? De alguna manera se tendrán que estructurar, elegir a sus representantes, tomar decisiones por mayoría… y es ahí donde está la cuestión.

Piensen en la mayoría de las asociaciones que conocen… ¿son democráticas? ¿Cuánto tiempo llevan sus dirigentes al frente? ¿Convocan elecciones enviando una carta a todos sus asociados y explicando cómo hay que hacer para presentar una candidatura? ¿Realmente facilitan la “alternancia” al frente de la misma? Muchas presumen de defender las listas abiertas pero cuando hay una baja en la directiva ¿abren la puerta a que entre alguien nuevo de “las bases” o sustituyen al saliente por designación divina? Las que yo conozco, en su inmensa mayoría, ni siquiera hablan con los asociados antes de plantear una postura públicamente, así que mucho menos todo lo demás. Eso sí, luego esas mismas personas suelen rasgarse las vestiduras, pedir limitación en los mandatos y decir que son la “voz del pueblo”. Pues está aviado el pueblo.

La democracia es una actitud, una forma de ver las cosas basada en que no siempre se es más listo que los demás y que a veces le toca llevar la batuta a otro. Pero eso choca de frente con el autoritarismo que nuestro país tiene incrustado en el genoma. Si esto se va a convertir en una lucha de caudillos, que aproveche la situación para quitar a un figura para ponerse otro, no arreglaremos nada, y ya puestos recuerdo aquello del “malo conocido”.

Hace tiempo publiqué un artículo en defensa de los sindicatos, pero por supuesto nadie en su sano juicio puede pensar que los considero buenos tal y como funcionan ahora. Defiendo la figura sindical, pero no la especie de mafia esa en la que se han convertido. Con los partidos igual.

Sé que en este momento queda mal defender a los partidos políticos porque se entiende que defiendes a los actuales tal y como funcionan, pero ya saben que eso no me suele preocupar demasiado. Yo defiendo su existencia, pero también su reforma. Creo que hay que hacer una revisión en profundidad de los cauces de participación, prohibir tajantemente el manejo de dinero en efectivo, regular la información que se da a los afiliados (para ampliarla, claro), facilitar la presentación de candidaturas internas alternativas, generar debates domésticos… todo ello desde el respeto a las diferentes ideologías, pero teniendo claro que si quieres jugar en democracia, has de hacerlo desde el principio.

Las Diputaciones, el Senado, los Ayuntamientos, los Partidos, los Sindicatos, incluso la moral… todo está en crisis y parece que hay que tirar con todo y empezar de cero. Pues yo no creo que tenga que ser así: estoy absolutamente convencido de que con reformar lo que hay y controlarlo mejor llegaría. Por el mundo adelante cosas como estas u otras similares funcionan razonablemente bien, no creo que aquí seamos necesariamente más tontos que el resto. Tampoco más listos.

viernes, 2 de agosto de 2013

¿Termina el luto?

Dice el artículo 20.1 de la Constitución Española que entre otros derechos se garantiza el de “comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Vamos, lo que se conoce como la libertad de prensa. Sin embargo, hay una palabra clave en ese artículo: “veraz”. La Real Academia recoge que veraz es “que dice, usa o profesa siempre la verdad”, es decir, que la información que protege la Constitución es la información verdadera, no la intoxicación. Es un alivio.

Pero hay otro punto de ese artículo (de hecho va antes, pero queda mejor para esta exposición ponerlo después) que también protege el derecho a “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. Completa enormemente la anterior entrada, ya que con poner delante de cualquier barbaridad “en mi opinión”, uno queda protegido de que le puedan dar un garrotazo legal. Yo mismo intento ser cuidadoso con esas cosas porque vaya usted a saber, que hoy en día imputan a diestro y siniestro por las cosas más tontas.

Utilizar la libertad de opinión para publicar las mayores salvajadas es, además de una temeridad, una villanía de difícil defensa. La prensa saca enormes titulares crucificando a quien le sale de las narices y pequeñas rectificaciones cuando se las ordena un juez. En lo del accidente hemos visto,y aún estamos viendo, claros ejemplos de informaciones desvirtuadas, intoxicadas o directamente falsas que quedarán sin castigo. Y no sólo en la prensa, que desde que se inventó el Facebook todos somos reporteros. Todo esto tapa las opiniones de los únicos que deben opinar ahora: las víctimas (los heridos, obviamente) y sus familiares. Los técnicos aún tardarán un tiempo.

Los últimos tres días publiqué tres cartas de familiares de víctimas mortales del accidente de Santiago, precisamente porque creo que son quienes ahora pueden hablar. No quise comentarlas por dos motivos: el primero es que no estaba de humor, para qué les voy a engañar, y el segundo es que preferí que ustedes las leyeran y se formasen su opinión antes de dar la mía. No se me acostumbren, ¿eh?

Les diré que estoy mucho más en sintonía con la carta de Eliseo Sastre, la que colgué el martes, que con la de la madre de Carolina Besada. La tercera me pareció más un homenaje a los que echaron una mano, por parte quien tiene más derecho a rendírselo, los afectados o sus familiares. Que haya publicado las cartas no quiere decir que esté de acuerdo con su contenido, al menos al 100%. Lo he hecho porque creo que recogen puntos de vista a tener en cuenta en ciertos momentos.

Particularmente me he sentido identificado con la de Eliseo, como les decía, sobre todo por el último párrafo: “Creo que lo correcto en este momento sería facilitar a los familiares toda la ayuda posible, proporcionándoles información de cómo tramitar sus reclamaciones, a través de qué medios y de qué organizaciones, y no realizar aseveraciones que tienen poco o nulo valor y que, en mi modesta opinión, solo buscan sacar a relucir en los medios sin proporcionar beneficio alguno a las víctimas ni a sus familiares. En estos momentos callar es bueno y solo es necesaria ayuda y cooperación. La justicia debe ser posterior y segura".

Eso es lo que entiendo que buscan las familias de las víctimas: sentirse arropados moral, solidaria e incluso espiritualmente, sí, pero también que les faciliten el aspecto práctico necesario para lidiar con la desgracia. No es sencillo ponerse con los papelotes cuando falta una persona querida, por desgracia sé lo que es, y si algo se puede hacer por estas personas a las que el mazazo les ha pillado por sorpresa, es ponerles a su disposición un equipo de gestores administrativos para hacerle más llevadera la maldita burocracia.

La segunda carta, la de la madre, se completa con sus entradas en Twitter, donde critica a los Príncipes de Asturias y dice no sentirse representada por ellos. Está en su derecho, como es lógico, pero creo que es importante ser conscientes de que, al menos en ese momento, están representando al Estado y son meros transmisores del reconocimiento y el apoyo de todo un país, de toda España. No se trata de respetarlos a ellos personalmente, sino a quienes representan.

Esta mujer matizó acertadamente, hablando de unos y otros, es decir, separando a quienes supongo que sintieron la tragedia de verdad de quienes “vinieron a darnos un falso pésame porque su cargo o su partido se lo “exigía””. Añadía además “que sepáis que eso se transmite”. Estoy de acuerdo, se nota a la legua quien va “porque toca” de quienes empatizan con las familias y viven el dolor ajeno casi como si fuera propio.

Terminaron ya los siete días de luto oficial en Galicia. Eso no quiere decir que pasemos del tema, y supongo que seguiremos dándole vueltas una buena temporada. Hay unas cuantas personas que están esperando a ver si pueden sacar tajada política de la desgracia a costa de ensuciarlo todo, pero ya estamos acostumbrados. No se merecen la publicidad de la crítica, aunque en el mismo caso está Beiras y no me resisto a decir que me parece una imbecilidad que calificara el funeral oficial de “hipócrita” o de “ceremonias espectáculo”… eso, eso, no como los zapatazos en el Parlamento y los puñetazos en el escaño del Presidente de la Xunta, que eso era sentido…

Intentaremos volver a la normalidad. Las banderas han vuelto a trepar por su asta y se les retiran los crespones negros (nota: todos mal puestos, que los crespones se ponen en la parte superior, no en medio de la bandera, y nunca al mismo tiempo que la bandera a media asta, o lo uno, o lo otro), los pueblos vuelven a sus fiestas (salvo los que, de forma poco respetuosa en mi opinión, no las suspendieron) y esto pasará a la historia como otra desgracia que se marca en el calendario.

No todo volverá a ser como era, ni puñetera falta que hace. Hay que aprender de estas cosas, y si se pueden evitar, hacerlo. Analizar y corregir sí, responsabilizar también, crucificar no.

jueves, 1 de agosto de 2013

Gracias, con todo nuestro corazón

Carta publicada en La Voz de Galicia el 31 de julio de 2013:

"Somos los padres de Eva y Celtia y queremos agradecer a todas las personas que nos ayudaron desde el mismo momento de la tragedia hasta hoy.

Al pueblo de Angrois, estamos seguros de que sin su ayuda hoy el número de víctimas sería mayor: no pudieron salvar a nuestras niñas, pero sí a los hijos, padres o hermanos de alguien.

A los bomberos, que dejaron sus problemas laborales de lado, para realizar su trabajo, salvar vidas. A los policías, Protección Civil, Cruz Roja, médicos, enfermeros, psicólogos y todos los que trabajaron sin descanso horas y horas en el lugar del accidente.

A todo el personal del Clínico de Santiago, por intentar ayudar a todos sin perder la paciencia, especialmente a Belén, médico, vecina y amiga, por cuidarnos como lo hizo e intentar por todos los medios encontrar a nuestras hijas.

Un especial recuerdo a Ana Martínez, psicóloga del 112, que después de estar esperando horas en el Cersia tuvo la desagradable tarea de comunicarnos la falta de noticias y nuestra necesidad de seguir esperando, pero el cansancio, la angustia y el miedo por nuestros familiares pudo más que nosotros y tuvo que escuchar cosas que estamos seguros no se merecía, al contrario, escuchó e intentó hacer lo posible por remediarlo.

A toda la policía y personal que estuvo en el Cersia, en especial a los que tuvieron que tratar con nosotros, por su amabilidad, sensibilidad y profesionalidad.

A José Luis y Maricarmen, por hacernos todo más llevadero.

Al personal de la Cruz Roja, que cuidó de nuestras familias en Xunqueira. En especial a Isaura, Luis y Eva, nuestros médicos, que nos cuidaron todo el día.

A todo el pueblo, profesores, monitores, políticos, amigos nuestros y en especial los de nuestras niñas.

Seguro que nos olvidamos de alguien y para ellos también.

Gracias, con todo nuestro corazón."

Montse y Richard son los padres de Eva Pérez, una joven de 24 años que falleció en el accidente ferroviario. Marian y Javi son los padres de Celtia Cabido, que habría cumplido 22 años esta semana. Viajaba con Eva y también perdió la vida. Ambas eran vecinas de Xunqueira de Ambía (Ourense), además de amigas. Compartían, asimismo, algún vínculo familiar.