lunes, 1 de diciembre de 2014

Banderas

Hacía tiempo que no tenía un fin de semana tan movidito, con citas en viernes, sábado y domingo en tres provincias gallegas diferentes. Ya ven.

El viernes comenzó con una jura de bandera en la Escuela Naval de Marín, a donde acudimos un grupo de lucenses a los que imagino que se nos calificará con facilidad de “fachas” por comprometernos con nuestro país. Es curioso, porque cuando salen otras personas a jurar otras banderas a todo el mundo le parece normal, pero francamente, creo que es una cuestión de modas, filias y fobias.

La bandera española, al igual que su escudo e himno, son denostadas en la propia España por algunos que las identifican erróneamente con una determinada opción política. Es decir, que si sientes España como tu país tienes que ser de derechas sí o sí, como si la gente de izquierdas tuviera que ser, por definición, nacionalista o proclive a tal tendencia. Inconcebible.

El modelo territorial no es de izquierdas o de derechas, pero una de esas ridículas triangulaciones que nos gustan tanto en este país (en esto sí hay una homogeneidad que iguala a todos los territorios) equipara el término España a franquismo y derecha. Una tontada como un piano pero que tiene muchos seguidores, que curiosamente han completado el círculo de la estupidez y usan terminología franquista al hablar del “Estado Español”, una frase muy de Franco.

El uso que hizo el dictador de los elementos tradicionales españoles, como el Águila de San Juan o el yugo y las flechas es otro buen ejemplo de la confusión reinante. La terrible incultura y la falta de una memoria histórica real y no politizada identifican estos símbolos con una oscura página de nuestra historia, cuando realmente deberían ser motivo de orgullo por reflejar muchos de nuestros mejores momentos como Nación.

Por ponerles un ejemplo, Hitler (sí, ya sé que es mi ejemplo de cabecera, pero ya nos vamos conociendo y no me digan que no se lo esperaban) utilizó la esvástica, un símbolo budista que debiera simbolizar el ciclo de la vida pero que todos asociamos a las negras prácticas de los nazis. Además de eso también usó hasta la saciedad el escudo y el himno alemán, y su bandera.

Miren las monedas de dos euros alemanas que puedan llegar a sus manos. Siguen usando el águila con orgullo, porque entienden, como deberíamos comprender en este país, que el uso torticero de los símbolos nacionales por algunos desgraciados no debería impedir que la gente normal los pueda utilizar con normalidad, valga la redundancia.

Ayer unos cabrones, amparados en los colores de un club de fútbol, mataron a un hincha de nuestros hermanos de La Coruña. Un suceso terrible y vergonzoso que se refugia en el deporte como podía esconderse tras cualquier otra aglomeración que sirve para que algunos den rienda suelta a sus impulsos más animales.

Supongamos, que no es así pero es un ejemplo, que la directiva del club del agresor apoyara semejante barbaridad, y que tras una cafrada de tal calibre tuvieran que dimitir y marcharse… ¿Verían ustedes normal que el club tuviera que cambiar los colores de su camiseta? No, ¿verdad? Porque todos entendemos que una cosa es el club en su conjunto y otra muy diferente cuatro cabestros, por muy importantes que esto se hayan hecho (vuelvo a insistir en que es un caso imaginario porque la directiva ya ha condenado el homicidio, como no puede ser de otra manera).

Por poner otro ejemplo, los nacionalistas se han adueñado de la competencia de dar y quitar el carnet de buen gallego. Ellos son los que deciden quién es merecedor de ser considerado gallego “de pata negra” y quién no, y parten de un primer hecho diferenciador que es totalmente radical para ellos: si no hablas gallego habitualmente no eres gallego, o no, al menos, un “buen gallego”.

Aunque esto puede parecer razonable a primera vista, ya que sería raro considerar un buen español a alguien que habla húngaro, parte de un supuesto falso, que es que en Galicia sólo hay un idioma cuando hay dos. Sin embargo en España el húngaro no es idioma oficial por ahora. Ser gallego no pasa necesariamente por hablar gallego, sino que es una cuestión tan arbitraria como amar a esta tierra y sentirla como propia, cosa que nadie, salvo el interesado, puede saber realmente. Y punto.

Preguntar a la gente si se siente más gallega o más española es una imbecilidad tan grande como decir si te sientes más lucense o más gallego. ¿Acaso los que nos preocupamos por nuestra ciudad somos “menos gallegos”? No. Este tipo de debates siempre me recuerdan a la tontada de preguntar a una madre a qué hijo quiere más. Probablemente uno le caerá mejor que otro, pero querer los querrá igualmente. 

En resumen, por muy repugnante que fuera el uso de los símbolos nacionales y del nombre de España por dictaduras y dictadores, me niego a cederles el honor de ser los abanderados de nuestra Nación. Ellos no son España, lo somos nosotros, todos, incluso los que no la quieren.

1 comentario:

  1. Jurar bandera no creo que signifique comprometerse con el país. Igual que no hacerlo signifique que no estés comprometido con él. Creo que es mas un simbolismo, que no hace daño a nadie pero que no entiendo. Si quieres apoyar a tu país, lo apoyas sin mas. No es necesario jurar una bandera, como tampoco jurar la constitución. Lo entiendo en un ejército que se debe a una Nación o unos dirigentes que trabajan y luchan por el bien de nuestro pueblo, pero lamentablemente vemos que no significa nada en bastantes casos, ya que acaban barriendo solo para casa, sin importarles el bien común, solo el propio. ¿Que significa que uno haya jurado una bandera? ¿Luchará con mas fuerza por su país en una hipotética guerra? ¿Gritará mas fuerte en las manifestaciones por nuestros derechos? ¿Votará por el partido que mejor defienda los intereses de esa Bandera? Puede que si y puede que no. La bandera no hace falta jurarla, hay que entregarse por ella, quien quiera, pero sin darle una publicidad, en el anonimato, en casa, en la calle, con tus acciones.
    Si durante el mandato de Hitler este hubiese decidido poner sobre la bandera alemana la esvástica, aunque fuese esta un símbolo budista, creo que al caer el Reight esta debería de desaparecer. Lo mismo con el águila o el yugo y las flechas sobre una bandera que fueron impuestos por un dictador y que en democracia se decide eliminar. No vamos contra el símbolo en sí, si no contra el uso de estos de la forma que el dictador impuso.

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