viernes, 6 de marzo de 2015

El regreso de las personas

Ironía...
Ayer El Progreso publicó una foto mía de una curiosidad de la estación de autobuses: una supuesta pantalla táctil con un cartel que ponía “por favor, no tocar”. En cualquier caso aunque no hubiera tal cartel la pantalla tampoco existe, es un cristal normal y corriente en el que deduzco que en algún momento pusieron, o tenían proyectado poner, una terminal de esas tan modernas que entretienen pero sirven para poco normalmente.

La tecnología, y hacerse los modernos, es algo maravilloso cuando funciona, que suele ser los primeros seis meses. Nos cachondeamos de la buena gente de la empresa Arriva, contra los que no tengo nada, pero esto nos ha pasado a todos, incluso colectivamente, con los despilfarros en cachivaches que en breve plazo no sirven para nada. Lo llaman “nuevas tecnologías” y con ese epígrafe ya se pueden gastar toneladas de dinero en cosas que, aunque en principio suenan bien, al poco tiempo están de adorno.

Y se dice adorno por adornar, porque son aparatejos más bien feos. Por ejemplo en los edificios administrativos hay un montón de “terminales de consulta” que llevan ahí años cogiendo polvo y gastando electricidad sin tener perrito que les ladre, porque al final el ciudadano ya tiene un ordenador en casa, o en la biblioteca o en cuarenta sitios y si viene a los centros oficiales es a hablar en persona con alguien para que le aclare el engorroso lenguaje administrativo que más que ayudar parece que está para liar al administrado.

Otros clamosos fracasos fueron, por ejemplo, las terminales “turísticas” y “culturales” que se pusieron en la puerta del Campo Castillo, unos chismes táctiles para obtener información de la ciudad y que duraron lo que duraron, aunque imagino que costaron una millonada porque esas cosas no son baratas, y menos si son para la administración.

Francamente, hay cosas insustituibles. Una persona informando en una ventanilla, un guía turístico, un ser humano al que preguntar las dudas y que te indique qué cosas son dignas de ver y cuales se ponen por poner en el mapa, un funcionario que te eche una mano aclarándote qué demonios dice la carta que te han enviado y que generó un programa informático…

El calor humano es algo importante y no sólo contra el frío. Me imagino que en breve empezará una especie de moda en ese sentido porque creo que la gente está harta de muchas cosas que nos vendieron como “lo más”: el arte absurdo de ARCO, la comida muy mona y puestísima pero que sienta como un tiro, y las maquinitas que sustituyen a la amable persona que te ayuda realmente, suponiendo que se amable, claro.

Que vuelvan las personas a ocupar los sitios de las máquinas. Ya es hora.

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