lunes, 9 de noviembre de 2015

Caballero sin espada

Ayer Joaquín García Díez confirmó en redes sociales que será nuevamente cabeza de lista por el PP al Congreso de los Diputados. Para mí supone una buena noticia tanto para el PP como para Lugo el que hayan tenido el sentido común de mantener en el primer puesto a un buen hombre, apreciado por todos los que lo conocemos y que siempre ha demostrado que para él la política tiene unos límites infranqueables, que van tanto desde el honor hasta el buen gusto, algo muy poco habitual en un mundo de navajeros.

En la tribuna del Congreso de los Diputados
Vale que no soy objetivo, admiro profundamente su corta pero intensa labor como alcalde y años después tuve la suerte de trabajar para él (“no, Luis, conmigo”, como siempre tiene la elegancia de matizarme). De aquella etapa surgió una amistad que perdura y que nunca se ha visto truncada ni desgastada por las diferencias que hayamos podido tener tras mi salida del PP, hace aproximadamente un año. Aún les digo más, Joaquín fue la principal razón por la que esa decisión se demoró bastante tiempo.

Dejó escrito San Ignacio de Loyola “en tiempos de tribulación no hacer mudanza”. Esto choca con la sacrosanta “renovación”, ese mantra que va contra el sentido común argumental si las cosas son como nos dicen que son. Me explico: Se supone que el gobierno está satisfecho con su labor y con cómo han hecho las cosas. Tienen motivos de orgullo en lo económico, ya que como bien dice Joaquín, han salvado al país de la quiebra a un alto precio pagado por todos. Si esto es así y están encantados de haberse conocido no tiene mucha lógica hacer de la novedad su buque insignia, sino más bien lo contrario, la estabilidad debería ser la consigna.

Cosa diferente es cargarse de las listas a quienes hayan sido manchados por el pecado mortal de la corrupción, algo que el PP no ha sabido valorar durante estos cuatro años ya que le han quitado importancia. La idea que subyace parece ser “mientras el país mejor da igual lo que hagan los nuestros”, lo que puede ser práctico para evitar líos internos pero que el electorado no va a entender ni a perdonar. Ha faltado mucha autocrítica y mucha limpieza, que es lo que muchos hemos echado de menos.

Una de las honrosas excepciones es Joaquín, que tiene la sana costumbre de coger el toro por los cuernos. En su mensaje de Facebook en que anunciaba su repetición como cabeza de la lista al Congreso dice textualmente que junto a sus compañeros intentará “recuperar el mayor número de votantes que pudieron desencantarse en algún momento por las medidas impopulares que nuestro gobierno tuvo que adoptar para salvar de una quiebra asegurada a nuestro país”. Yo, que me incluyo entre esos desencantados, aprecio ese mensaje en lo que vale, porque sé que está escrito con total y absoluta sinceridad.

También te diré, amigo mío, que parte del desencanto no es por lo que se ha hecho sino por lo que se ha dejado de hacer, como la reforma de la administración que estamos pidiendo a gritos o el control del gasto público en chiringuitos y otras hierbas, incomprensibles para todo el que ha sufrido los efectos de la crisis, que somos prácticamente todos.

Evidentemente el 20 de diciembre tendremos que optar, y el hecho de tener a Joaquín de número uno en Lugo hace que se diluya en gran parte el cabreo que sigo teniendo con el PP. No sé cómo lo hacen que al final a pesar de todo lo que hay acabo votándoles igual, porque en las municipales no me quedó más remedio, que ya es triste visto lo visto. Las alternativas eran terroríficas, como se está demostrando.

James Stewart
en "Caballero sin Espada"
Joaquín, te deseo la mayor de las suertes. Obviamente tu entrada en el Congreso está garantizada, pero no me refiero a eso, sino a que te hagan mucho más caso. Probablemente si lo hubieran hecho en mayor grado en estos cuatro años las cosas serían diferentes, y muchos seguiríamos ahí.

Llevas muchos años demostrando que eres un "caballero sin espada" y que la política puede ser un arte noble, y confío en que “contagies” esas virtudes a los demás. Al menos han tenido la decencia de volver a confiar en ti y eso querrá decir algo, digo yo.

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