jueves, 28 de enero de 2016

Sentir los colores de la ciudad

La información de La Voz de Galicia de que ninguno de los cinco representantes de Lugo en Fitur era un profesional del sector turístico hace que nos planteemos si nuestro Ayuntamiento sabe a dónde va. La argumentación ofrecida por la concejala Carmen Basadre no ayuda, ya que sus razones se pueden resumir en “como los técnicos los llevaba la Xunta, para qué molestarse”. 

Presentación de Lugo en FITUR - Foto de La Voz de Galicia
Eso podría valer como razón para no enviar a nadie, pero dos coches oficiales pagados por todos nosotros llevaron a cinco ocupantes a Madrid. La excursión para aplaudir a Pedro Sánchez y pasearse por la capital nos la podían haber ahorrado porque no en qué ha beneficiado a nuestra ciudad y su promoción.

Que vaya la alcaldesa es más que razonable, y también la concejala del área de turismo. Incluso si necesitan llevar alguien que les abra las puertas podemos tragarlo. Pero los otros dos puestos parecería lógico que fueran ocupados por personal de la oficina de turismo o algún técnico del ramo, por aquello de poder contestar a las preguntas con algo más que vaguedades y lugares comunes.

No olvidemos que Fitur es una feria profesional y que los representantes de las agencias mayoristas se llevan una impresión más favorable de un trabajo bien hecho que de una constelación de supuestas estrellas políticas locales. Las empresas que van a Fitur buscan ganar dinero. Un “cazatalentos” de las grandes agencias está al acecho de una oferta interesante que le ayude en ese fin y Lugo ha de acudir a la feria con algo más serio que un vídeo, por bonito que éste sea (que lo era). Hay que llevar una oferta completa, con packs de estancias, actividades, manutención y transporte, y presentado por quien sepa hablar con los profesionales en su mismo lenguaje.
Artículo publicado en La Voz del
27 de enero de 2016

Esta excursión nos ha salido muy cara, y no por el coste de los dos coches y las dietas de los cinco cargos políticos, sino por la oportunidad perdida. Los plúmbeos discursos, llenos de cifras que todos suponemos infladas no hacen sino espantar a los posibles interesados. Por si fuera poco se echó de menos un mínimo entusiasmo por Lugo, y las palabritas de circunstancias contrastaron con los “¡Viva Vigo!” que a voz en grito lograron una ovación para Abel Caballero en su apasionada presentación de la ciudad olívica.

Que parezca que sientes los colores de tu ciudad ayuda a venderla a terceros. Y si realmente la sientes como tu ciudad ya ni les cuento.

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