viernes, 27 de mayo de 2016

La censura de los de Podemos

La semana pasada en una tertulia radiofónica un siniestro compañero de mesa (siniestro por lo de ser de izquierdas, nada más) se me alteró un poco cuando le mencioné la palabra “Venezuela” en un debate en que hablábamos de política nacional, incluyendo en la misma a Podemos. La cuestión venezolana saltó a raíz de su argumento de que los de Pablo Iglesias se moderarán si llegan al gobierno, y mi postura es que también se pensaba que Maduro sería más moderado que Hugo Chávez y miren ustedes cómo están las cosas.

No les gusta nada que les menten el chavismo en casa del "deschavado". La vergonzosa implicación de los líderes de Podemos en la situación venezolana, de la que han sido cómplices en primera persona como “asesores” (lo entrecomillo porque me da la risa) y defensores del régimen hay que taparla a toda costa para que los votantes no recuerden que su modelo es ese, el del chavismo más populista y radical.

Que el amigo Errejón saliera hace un par de años en la prensa del régimen venezolano diciendo que las colas en las tiendas no eran por desabastecimiento sino porque ahora “el pueblo” puede acceder a bienes de consumo gracias al régimen no puede ser objeto de chanza por dos motivos: el primero es que hablamos de algo muy serio, y el segundo que te pueden correr a bofetadas, que hay gente que se exalta con facilidad.



Por supuesto tampoco debe ser criticable que mientras el amigo Iglesias razona que es justificable la detención y prisión de un opositor en Venezuela en España hay que denominar "presos politicos" a los de ETA y "hombre de paz" a Otegui... Tampoco es que yo defienda al tal Leopoldo, que a lo mejor es un tío muy malo, pero por ahora nadie nos ha justificado que su detención sea por algo diferente a oponerse a Maduro y sus andanzas.

La respuesta normal a estos argumentos es “tú es que estás con los de los sobres”. Nada más lejos de la verdad, y creo que atacar el chavismo no significa defender la corrupción. Es una chorrada de argumento que no se sostiene.

Como la izquierda se organiza muy bien a nivel argumental, veo que se repite esta fobia a tratar ciertos temas delicados para Podemos y compañía, a un mes de las elecciones, y que la misma ceguera que algunos tuvimos con comportamientos imperdonables en las organizaciones en que militábamos (y que muchos abandonamos por eso) la sufren ahora los del otro lado con los suyos. Es una tristeza.

Por supuesto quien tenga la osadía de tratar asuntos que hace no demasiado los propios “podemitas” traían a colación como un mantra sagrado es tachado de demagogo. Por ejemplo, hablar de ejemplos extranjeros es ahora tabú cuando hasta hace unos meses el propio Iglesias no dejaba de repetir la esperanza que suponía para nuestro país lo que ocurría en Grecia. Ahora es decir “Syriza” y te saltan a la yugular. De sus alabanzas al “camarada comandante” mejor ya ni hablamos que la liamos parda.

Incluso en redes sociales se repite esa especie de censura temática, y para los de Podemos es pecado mencionarles ciertos asuntos. Lo ha resumido de maravilla Oscar Poy en su muro de Facebook: “Mira... Si no se puede hablar de Venezuela, ni de Tsipras, ni de la financiación de Podemos, ni de los corruptos de Podemos, ni de los enchufes de Podemos, ni de las astracanadas de Podemos, ni de los alcaldes de Podemos, ni de los alcaldes de las mareas, ni de Otegui, ni de por qué quiere Podemos Defensa, Interior, Inteligencia, los medios de comunicación públicos y censurar los privados para evitar la pobreza en vez de asuntos sociales, ni de cómo es que un militar se declara antimilitarista, ni de que Iglesias y Garzón apoyan la represión política en Venezuela y Brasil pero aquí los de ETA son presos políticos y sería bonito que salieran a la calle... ¿De qué pelotas podemos hablar de Podemos sin que me llames demagogo?”

Se puede decir más alto pero no más claro.

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