miércoles, 5 de abril de 2017

¡Gracias, Amancio Ortega!



Sobre la donación de Amancio Ortega de 320 millones de euros parece que está todo dicho. Las reacciones reflejan lo que es este país, donde es imposible dar las gracias a alguien por una acción positiva, sino que se utiliza hasta eso para intentar despedazar al mecenas.

Los mismos que hace dos días justificaban las maniobras contables de Monedero asegurando que si no hay delito ninguna acción es reprochable, ahora se lanzan como una jauría de hienas a explicar a quien quiera escucharlo que ese dineral es solo una parte de lo que han evitado pagar a la hacienda pública con maniobras perfectamente legales. No culpan a quien hace las normas que permiten ese artificio sino al que lo usa, salvo que sea de “los suyos”.

De la misma manera se puede argumentar exactamente lo contrario. Los que pretendían colgar de un pino (políticamente hablando) a Monedero y sus colegas por “olvidarse” de meter en la declaración de la renta importantes beneficios disculpan que las jugadas de Ortega nos resten ingresos al patrimonio común. Es cierto que hay una diferencia, en un caso se utiliza la ley y en otro se viola, pero por lo que se ve eso son matices que solo importan cuando coinciden con la ideología propia.

Amancio Ortega ha donado a través de su fundación 320.000.000,00 euros (escribiendo “320 millones” parece menos, a que sí) a la sanidad pública. Como siempre hago cuando hablo de cifras grandes, lo paso a pesetas para hacerme mejor a la idea, lo que supongo que me hará parecer uno de esos viejecitos que tanta gracia nos hacían de pequeños porque hablaban en reales. Pero es lo que hay, es una manía y no creo que moleste a nadie. La escalofriante cifra en la extinta moneda patria sobrepasa los 53.243 millones de pesetas. Sí, han leído bien, cincuenta y tres mil doscientos cuarenta y tres millones de pesetas. Yo hay días que no los gano.

Este señor regala cincuenta y tres mil millones de pesetas largos a la sanidad pública y es Satanás reencarnado, mientras que un alcaldito de por ahí, que cobra (con generosidad en algunos casos) por administrar nuestros dineros, despilfarra lo que le sale de las narices en su propia pirámide y cobrando un sueldo de la misma fuente (insisto, nuestro dinero), es un santo varón al que debemos dedicar calles y monumentos como si no hubiera un mañana. Curiosa forma de ver las cosas

Dicen que es una campaña de publicidad de Inditex. Lo dudo. Si Amancio Ortega habiera regalado 500 euros a 640.000 personas por comprar en sus tiendas las bofetadas para ir a adquirir pantalones o chaquetas serían épicas, y su inmensa fortuna sería más mareante todavía. Pero no, ha optado por dar ese dinero para que ustedes y yo podamos ser tratados en la sanidad pública si tenemos un cáncer.

¿Que le desgrava? Como a cualquiera. ¿Que es una pequeña parte de su fortuna? Pues sí, lo es, pero hay mucha gente con menos dinero que no hace eso ni con una fracción menor aún que ese dinero. ¿Que hay quien con mucho menos da mucho más? Por supuesto, pero eso ensalza a quien es más generoso, no vilipendia a quien lo es menos porque todavía lo es, y mucho.

No voy a entrar a juzgar si Amancio Ortega explota niños en la India o si es buena o mala persona, porque no tengo el placer de conocerle, y mucho menos las finanzas y políticas de Inditex. Sin embargo los múltiples críticos, que se ve que han estado en Pakistán ayudando a los necesitados, atacan a nuestro paisano con dos argumentos fundamentales: el primero es que es un malvado que se ha hecho rico explotando a todos los que ha podido y el segundo que lo hace para desgravar, con lo que gana dinero con la operación.

Empecemos por el final. Aunque fuera cierto que se desgrava un 35% de las donaciones, cosa que desconozco (e incluso dudo), eso querría decir que de sus 320 millones se desgrava 112, con lo que aún habría aportado 208 millones de euros. Me gustaría echar un vistazo a la declaración de la renta y ver las desgravaciones para saber cuánto dinero han aportado a causas solidarias los que tanto gritan, en la medida de sus posibilidades por supuesto. Acepto apuestas sobre porcentajes, incluso teniendo en cuenta la inmensa fortuna de Ortega.

Amancio Ortega se ha hecho multimillonario entre otras cosas porque ha dado a los consumidores lo que le han pedido: ropa económica con diseño resultón. Los mismos que tanto se rasgan las vestiduras (no he podido evitar el juego de palabras) pretenden seguir comprando rebequitas a 15 euros sin mirar mucho dónde se hacen para no cargarse su propio argumentario, pero si tan maligno es el imperio de Arteixo, todos somos sus cómplices porque no veo a las costureras con problemas para atender la demanda de todos estos “indignados” de boquilla. Lo queremos todo, y a poder ser criticando, que si fuera deporte olímpico no cabrían las medallas en nuestra tierra.

Es gracioso comprobar cómo quienes tanto tienen que echar en cara a Don Amancio guardan silencio mientras los equipos de fútbol de los que son hinchas deben millones y millones al erario público, mientras los distraen con graciosas cabriolas de balón y utilizan artimañas legales o ilegales para no cotizar con el común. O cómo se matan entre ellos para tuitear basura desde sus iPhone de última generación fabricados en la China comunista por los mismos semiesclavos que trabajan para Inditex.

Todo esto puede parecer una encendida defensa de Amancio Ortega, pero no lo es. Es una encendida defensa de su donación de 320 millones de euros. Criticarlo por eso es una imbecilidad digna de lo que el término implica.

Les diré que si cualquiera de nosotros es curado de un cáncer gracias a las máquinas que se van a comprar con esos cincuenta y pico mil millones de pesetas que ha regalado el coruñés de oro me extrañaría un poco escuchar críticas de sus labios, y si digo “un poco” es porque todo puede ser en este país donde se vapulea al exitoso por una envidia ni siquiera disimulada.

Si Ortega defrauda a Hacienda critíquenlo y que lo sancionen. Si hace coser a niños en condiciones infrahumanas critíquenlo y que le muelan a palos. Si desayuna cachorritos de golden retriever critíquenlo y que lo encierren. Pero por el amor de Dios, no lo critiquen por mejorar la sanidad de todos. Comprenderán que a él ni le va ni le viene porque se puede pagar la mejor clínica privada. De hecho se la puede comprar entera. Y probablemente por mucho menos de 320 millones de euros.

Espero no tener que usar los equipos de radiología que el HULA tiene gracias a la fundación Amancio Ortega, pero no me hace falta necesitarlas para agradecerle su donación. ¡Gracias señor Ortega!

2 comentarios:

  1. No es coruñés. Es leonés. Por lo demás, totalmente de acuerdo.

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    1. Creo que es de Machado aquello de que "uno no es de donde nace a la vida sino de donde nace al amor". Sin embargo y aunque administrativamente es coruñes por tener vecindad en Coruña acepto que no sabía que era de León. 😊

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