martes, 26 de diciembre de 2017

Los lucenses tenemos hambre de Navidad

Tremenda cola para entrar a los rellenos del Círculo
No seré yo quien diga que la crisis ha pasado, aunque nadie puede negar que las cosas van mejorando, lentamente y de forma desigual, pero mejorando. Ver las colas en las tiendas en los días previos a Navidad, las bolsas por la calle y el centro plagado de gente echando esa mano tan necesaria a Papá Noel (no creo que muchos críos lean este blog, pero por si acaso) es síntoma de cierta mejoría.

Sin embargo Lugo sigue siendo una ciudad que, fuera de los centros comerciales, no acaba de tirar por la Navidad como otras. Como les decía el otro día la tardía apertura de los puestos navideños (les mencioné el de San Marcos pero se me pasó la carpa de Ángel Fernández Gómez, por cierto mucho más reducida que otros años) y la escasa iluminación festiva no acaba de cuajar. Lo de los conciertos de piano de Beethoven en la megafonía municipal tampoco lo comprendo bien, supongo que será por aquello de ser laicos y guays.

A pesar de todo los lucenses tenemos hambre de Navidad. No hay más que ver la tremenda cola que se montó para entrar a jugar los tradicionales rellenos de Nochebuena del Círculo, ya que la fila llegó por momentos hasta la calle de la Cruz y parecía que en vez de sortear, regalaban dinero. Se criticó la falta de previsión y precisamente fue al contrario, es la primera vez que el Círculo cumple a rajatabla las normas de aforo y de seguridad y hacen muy bien. No ha pasado nada en los 100 años que llevan haciendo los “rellenos”, pero basta que te confíes para que suceda alguna desgracia. Por eso controlaron el acceso, prohibieron entrar con carricoches (en una emergencia son una barrera que puede armar la de Dios es Cristo) y limitaron el número de personas en el interior del edificio. ¡Bien hecho!

Ahora viene Fin de Año. Tampoco acaba de cuajar ninguna iniciativa para tomar las uvas en la Plaza de España, a pesar de que podría ser algo entretenido, por mucho que nuestras frías noches no ayuden… pero tampoco es que en Madrid haga calor en esta época y ya ven la Puerta del Sol. Quizá habría que plantearse retransmitir las campanadas en la gallega o algo a ver si animamos el cotarro. Todo es ponerse… Lo malo es que la administración es tremendamente lenta, lo que contrasta cómicamente con la velocidad del rayo del mundo privado y no hay más que ver la vertiginosa construcción del nuevo chiringuito (me niego a llamar a “eso” restaurante) de macburguesas que en tres meses pasó de solar a obra terminada, mientras que en ese plazo a nuestros próceres no les da tiempo ni a iniciar el expediente para la selección del tribunal que juzgará el concurso de ideas del proyecto de urbanización de la parcela del local… en fin.

Comenzamos la última semana de este 2017. ¡Que la disfruten!

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